Sí
señor, sí señor,
El
vino puede sacar cosas que el hombre se calla.
Que deberían salir cuando el hombre bebe agua.
Va buscando pecho adentro por los silencios del alma
Y les va poniendo voces y los va haciendo palabras.
A veces saca una pena, que
por ser pena es amarga,
Sobre su palco de fuego la pone a bailar descalza.
Baila y bailando se crece,
hasta que el vino se acaba
Y entonces vuelve la pena a ser silencio del alma.
Sí señor,
El vino puede sacar cosas
que el hombre se calla.
Cosas que queman por
dentro, cosas que pudren el alma
De los que bajan los ojos, de los que esconden la cara.
El vino entonces libera la
valentía encerrada
Y los disfraza de machos,
como por arte de magia.
Y entonces son bravucones, hasta que el vino se acaba.
Pues del matón al cobarde, sólo media la resaca..
Sí señor,
El vino puede sacar cosas que el hombre se calla.
Cambia el prisma de las
cosas cuando más les hace falta.
A los que llevan sus culpas como una cruz a la espalda.
La impura se piensa pura, como cuando era muchacha,
Y el astado regatea la medida de su drama.
Y todo tiene colores de
castidad simulada.
Pues siempre acaban el
vino y los dos, en la misma cama.
Sí señor,
El vino puede sacar cosas que el hombre se calla.
Pero ¡qué lindo es el
vino!
El que se bebe en la casa del que está limpio por dentro
Y tiene, y tiene brillando
el alma.
Que nunca le tiembla el pulso cuando pulsa una guitarra,
Que no le falta un amigo
ni noches para gastarlas,
Que cuando tiene un
pecado, siempre se nota en su cara.
Que bebe el vino por vino, y bebe el agua por agua.
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