El
envejecimiento cutáneo es un proceso celular irreversible y muy complejo, en el
que intervienen muchos factores, entre los que destacan la edad, el
fotoenvejecimiento, los cambios hormonales, los factores ambientales y los
malos hábitos como el consumo de alcohol o tabaco. Con el paso del tiempo el
metabolismo celular de la piel se vuelve más vago y sus funciones de
regeneración más lentas, y lo mismo ocurre con la producción de las fibras que
la mantienen sana y en forma, como el colágeno y la elastina.
El fotoenvejecimiento engloba todos los daños
producidos por la exposición al sol, a los rayos UVA y UVB. Los efectos de ambos son
acumulativos, y son la causa del 90 % de los cánceres de piel, así como de la
sequedad, las manchas y, en muchas ocasiones, de los problemas de alergias y
sensibilización extrema de la piel.
Por otra parte, los cambios hormonales que se producen en la mujer
en determinados momentos (embarazo, lactancia, menopausia) hacen que la piel
pierda su capacidad de mantener la hidratación, como consecuencia, las fibras
de colágeno y elastina pierden densidad y se rompen, con lo que los tejidos van
perdiendo su firmeza y aparecen signos de flacidez.
El
tabaco y el alcohol también inciden de forma negativa y notable sobre la piel: fumar favorece la formación de radicales libres, y la aparición
prematura de arrugas. El alcohol, por su parte, produce una deshidratación
celular que reduce la microcirculación sanguínea, lo que estimula la aparición
prematura de manchas y la sequedad de la piel.
Estos factores, unidos a la oxidación (un
proceso provocado por los radicales libres, moléculas de oxígeno que han
perdido un electrón y van buscando otro libre, lo que crea una reacción en
cadena que destruye todas las células que van encontrando, incluidas las de la
piel) y a la glicación (proceso químico que se produce cuando en el metabolismo
celular las proteínas se unen a los azúcares, originando un residuo que
ralentiza las funciones celulares, como la regeneración) son los principales
responsables del envejecimiento de la piel.
Quizá no podemos desvelarte el secreto de la
eterna juventud con la que todas soñamos, pero tenemos las claves para que tu piel se mantenga joven,
fresca y sana durante el mayor tiempo posible. No dejes que los signos
de la edad, como las arrugas, el cansancio o la pérdida de firmeza hagan
estragos en tu rostro: frénalos Bantes de que empiecen a manifestarse.
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