Pasividad,
agresividad y asertividad son las tres opciones que tienes ante ti en tus
relaciones y en tu vida.
Si eliges actuar con pasividad actúas como
espectador de la vida cuando en verdad debes ser un protagonista.
Si te dejas llevar y no tomas
decisiones, eres una
veleta, careces de empuje y los demás te manipulan o te ignoran.
Si
eres agresivo estás dominado por tu ego, maltratas a otros,
te suicidas lentamente compitiendo y actúas como un guerrero.
En lugar de convivir compites, no cedes
pero sí exiges, eres rígido en lugar de ser flexible, sufres y haces sufrir.
Si
eres asertivo amas y te amas, sabes cuándo decir sí y cuando decir no, y te
respetan porque te respetas.
La asertividad te da PAZ Y ARMONIA y te libra de odiosas
dependencias; ser asertivo es saber dialogar y delegar, es hablar claro
y ser tú mismo.
Piénsalo bien y mira cómo vives.
Elige valorarte y sé consciente
de tus dones y tus límites.
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