Los
dispositivos móviles tienen cada vez más prestaciones y funcionan mejor.
De hecho, nos facilitan nuestro día a día y nos mantienen informados de
todo aquello que requerimos y de las personas con las que queremos estar
conectados.
Sin embargo... toda esa información, toda esa
conectividad, también
genera mucho estrés. Es lo que se denomina “tecnoestrés”, según aclara
el Observatorio Permanente de Riesgos Psicosociales de la UGT.
El término fue acuñado en 1997 por Larry Rosen y Michelle
Weil donde en un libro bajo el mismo título explicaban la adicción psicológica que puede suponer el
uso continuado de la tecnología. En él se destacaba la necesidad de adquirir las
últimas novedades en tecnología o el empobrecimiento o la desaparición de las relaciones
sociales.
El
tecnoestrés es un trastorno -por desgracia, cada día más frecuente-, en el que
el individuo siente la necesidad de estar conectado en todo momento; esta necesidad lleva a una
sensación de ansiedad, estrés, nerviosismo y frustración que puede provocarnos
consecuencias nefastas en nuestra vida si no sabemos gestionarlo adecuadamente.
Los jóvenes son los más afectados por ese tipo de adicción,
manifestado sobre todo por
la pasión por los videojuegos o el uso continuado de los smartphones conectados
a internet.
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