Cuando la realidad no responde a tus
anhelos puedes aceptarlo en paz o perder la confianza y derrumbarte.
Puedes sentarte a llorar o calmarte,
renovar tu fe, trazar un plan y buscar una salida con serena paciencia.
Es
difícil afrontar una crisis y es como si necesitáramos las dotes de un
prestidigitador para hacer magia.
Pero esa magia no se hace con trucos o con artimañas sino con la
fuerza del amor y el poder de la fe.
Por eso
es bueno recordar al actor canadiense Michael Fox al que le diagnosticaron
Parkinson en 1991 a los 30 años de edad.
Mantuvo en secreto la noticia, la hizo pública a los siete
años y creó una fundación para la cura de esa enfermedad.
Padre
de cuatro hijos, vive para esa misión con el apoyo de su esposa, y ha recogido
millones de dólares en donaciones.
En el
2002 publicó un libro titulado "Soy un afortunado" y dice: "mi enfermedad es un don si
vivo con fe y con amor".
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