El mejor legado de un padre a sus hijos es un poco
de su tiempo cada día.
La maternidad y la paternidad no vienen con un
manual de instrucciones incluido, aprendemos diariamente, tras caídas, tras
éxitos, tras brillantes ideas y constantes improvisaciones a organizarnos como
padres.
Hemos escuchado
en millones de oportunidades, padres y madres preocupados constantemente por el rol que ejercen en la
vida de sus hijos, por el hecho de si somos buenos guías, si somos
buenos orientadores, si lo
estamos haciendo bien, estamos siendo muy disciplinados? estamos siendo
muy permisivos? nunca hay un equilibrio suficientemente satisfactorio para un
padre o una madre.
Un padre o madre constantemente se cuestiona,
constantemente duda de su labor y siempre puede pensar que puede dar más de lo
que da.
Por severo que
sea un padre juzgando a su hijo, nunca es tan severo como un hijo juzgando a su padre.
La realidad actual de la sociedad nos enseña y
prácticamente nos obliga, a que debemos dotar a nuestros hijos de todo aquello
que necesitan; lamentablemente esa necesidad de dotación ha
priorizado el área material. Cómo se visten nuestros hijos? Qué artículos
llevan al colegio? Tienen suficientes juguetes? Están al día con la tecnología?
Todas esas cuestiones rondan nuestra mente
diariamente, está nuestro hijo satisfecho con lo que tiene? pero hay algo muy importante que pocos
padres nos preguntamos… qué es lo que recordará nuestro hijo?
Un padre no es el que da la vida, eso sería
demasiado fácil, un padre es el que da el amor.
Se me viene a la
mente que una amiga me dijo una vez que siempre recordaba que su casa estaba
impecable, todo estaba limpio y
arreglado, me comentó que ella y sus hermanos evitaban jugar para no ensuciar
la casa… y en ese momento
pensé, qué es lo que verdaderamente recuerda un hijo de sus vivencias con los
padres? y es la pregunta que nos podemos hacer nosotros los padres,
porque quizás esta pregunta tan sencilla e inofensiva, puede sernos de gran ayuda en nuestra labor, qué
es lo que queremos que nuestro hijo recuerde de nosotros?
Pasamos la vida trabajando durante la infancia de
nuestros hijos, justificados en la necesidad de proveerlos de aquello que
consideramos necesitan para que estén bien, para que estén cómodos, para que estén conformes, pero… para que estén
felices? es el pensamiento que siempre llevamos con nosotros, debemos trabajar y trabajar y
sacrificarnos para que nuestros hijos tengan todo aquello que necesitan
y resulta que hay algo que estamos dejando de lado, qué es lo que realmente
necesitan nuestros hijos de nosotros sus padres?
Es perfectamente entendible que hoy día se requiera
del trabajo de ambos padres, de
ambos tutores de la casa, padre y madre, para el sostén de un hogar, además la
naturaleza humana obliga al desarrollo profesional, personal y humano de cada
ser para satisfacer sus propias necesidades y para alcanzar sus metas,
establecer logros y plantearse nuevos proyectos, sin embargo, cuando escogemos
ser padres y madres, es
necesario que comencemos a priorizar, podemos seguir llevando nuestra vida de
igual manera, podemos seguir siendo seres especiales, desarrollarnos en
nuestro trabajo, en nuestro hogar, como parejas, como hijos y en la sociedad en general…
Pero hay algo muy importante que no podemos
olvidar, si somos de los padres que pasan la mayor tiempo del día trabajando en
sacrificio por nuestros hijos, es importante que el poco tiempo que tengamos
con ellos o el poco espacio que podamos conseguir para ellos, sea un espacio de calidad, si bien eres de
esos padres que tu hijo recordará como un hombre trabajador o una mujer
trabajadora, que recuerde además de que
siempre estabas trabajando, esa gran expresión de alegría, esa gran sonrisa
cuando llegabas a casa, cuando lo tomabas en tus brazos, cuando lo acariciabas
y cuando conversaban juntos de cómo les había ido durante el día.
Si no puedes dedicarle la mayor parte del tiempo a
tu hijo, para que llenes cada uno de los espacios de sus recuerdos, al menos
trata de que esos espacios que tiene contigo sean tan importantes para él, que
sea capaz de recordarlos eternamente, date el gusto de que el sacrificio que
hiciste al escoger la paternidad y la maternidad sea un buen recuerdo, que lo que tu hijo recuerde de ti lo convierta el día de mañana en una mejor
madre y un mejor padre, que
el amor sea su principal recuerdo… y lo más importante, que tú como
padre y como madre nunca olvides hacerte esta pregunta… qué quiero que recuerde
de mi hijo de mí?
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