Aprende y repite mucho esta gran
verdad: Lo que vivo creyendo, es lo que vivo creando.
Por lo
mismo pregúntate:
¿Qué es
lo que creo de mí y de los demás?
¿qué
creo de Dios y de la vida misma?
Ojo
porque toda vivencia se transforma en vivencia.
Tú eres lo que piensas y lo que crees.
Si crees que no vales nada, tu vida
será un sartal de problemas
y un rosario de fracasos.
Si crees que no te mereces nada o que
la vida es injusta,
entonces para ti no brilla
el sol y andas tan enredado como una mosca en una tela de araña.
Sé consciente de que cada instante
estás creando una realidad radiante con el amor o siniestra con el negativismo.
Examina
tus creencias porque muchas cosas que te dicen la sociedad y los credos son
falsas.
A Dios
no hay que temerlo, él nunca juzga, no hay infierno, acá mismo cada cual recoge
lo que siembra.
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