Hace poco me hablaron de un señor que
carece de sus dos piernas y además está ciego.
No obstante jamás se queja, está sereno
y, algo increíble, se ríe y hace reír a los demás.
Ahora
piensa en ti ¿vives dando gracias o te quejas mucho o poco? ¿Quieres cambiar
para estar mejor?
El secreto, además de vivir en comunión
con Dios, es ser agradecido y valorar todo lo bueno que la vida nos da.
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