Se
cuenta que un gran sabio le dijo a un emperador romano: "¡Cuando llegue el
día de tu muerte, morirás sin haber vivido!". Es lo
mismo que se le puede decir a los que son esclavos del poder, la fama o las riquezas.
Pobres
personas que se olvidan de vivir. Pobres seres que se matan, esclavizados por
el trabajo y lo material. Seres que no son malos; solo viven equivocados y podrían
vivir de verdad, si despiertan.
En la Biblia se habla mucho de ese
"despertar espiritual". Es el que disfrutan los que ponen su vida en las manos de Dios.
Así gozan de esa paz que
brota el amor, esa luz que da la fe, y ese ánimo que nace de la esperanza.
El
egoísmo y la ambición dan muerte, el altruismo y el desapego dan vida verdadera. ¿Acaso estamos muertos en vida?
Ojalá
no escriban sobre nuestra tumba: ¡Murió sin haber vivido!
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