Se
llama 'Fika' y es tan importante para los suecos que es obligatoria en muchas
empresas.
Durante
la Fika los trabajadores se reúnen a tomar café, comer y conversar lo que ha
dado origen a varias de las buenas ideas que hoy convierten a Suecia en uno de
los países más productivos del mundo.
La "fika", que se podría traducir del sueco como "beber café, comer
dulces y hablar", es tanto una parte de la jornada laboral como enviar
correos electrónicos o arreglar la impresora.
"Está
profundamente integrada en nuestra cultura", dice Matts Johanson,
fundador de Da Matteo, una cadena de cafés con base en Gotemburgo.
"La
mayoría de los suecos hacen la fika varias veces al día, ya sea durante
el fin de semana o a lo largo de la semana", cuenta.
"Se
trata de pasar tiempo con la gente, comiendo deliciosos platos caseros y
tomando estupendo café. Es el equivalente a ir al bar en otros
países".
Muchas empresas suecas tienen descansos obligatorios para
la "fika", en los que ofrecen bebidas calientes a sus empleados.
Pero, ¿es por todos estos descansos regulares por lo que
la eficiencia laboral es mayor?
No
hay un "índice de cafeína" como tal, pero los datos que
publica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD)
sobre productividad pueden darnos algunas pistas. Esas estadísticas (de 2014),
que contemplan 38 países, sitúan a Suecia en un respetable puesto 11.
Su
país vecino y también amante del café, Noruega, es la segunda nación más
productiva del mundo, por detrás de la campeona Luxemburgo, mientras que
los infatigables Estados Unidos ocupan el cuarto lugar.
Francia, con sus prolongados almuerzos, es la séptima,
con una gran ventaja sobre países como Japón (20) y Corea (30), ambos conocidos
por sus largas jornadas laborales.
Hacia
la globalización
Las pausas para tomar el café son tan importantes para
los suecos, que incluso la marca por excelencia del país, Ikea, tiene un
párrafo al respecto en su página web.
"Más
que una pausa para el café, es un tiempo para compartir, conectar y relajarse
con los colegas. Algunas de las mejores ideas y decisiones ocurren durante la
‘fika‘", dice.
"El
estilo de gestión sueco es diferente al de la mayoría de los demás países. Es
horizontal y no muy jerárquico", dice. "En las estructuras
horizontales es importante escuchar a cada persona, y la naturaleza comunitaria
de la fika promueve la conversación entre empleados y directivos", agrega.
Es una buena manera de conocer el punto de vista de cada
uno en cuanto a la gestión de la compañía".
Y, más recientemente, la tendencia se ha globalizado.
Hoy en día, un neoyorkino, londinense o habitante de
Sídney próspero y ambicioso no sólo sale de la oficina para un café, sino que utiliza 15 minutos para
hacer una fika.
No
se trata de tomarse un café rápido, sino de programar pausas a lo largo del
día.
Imperio empresarial
Lars Akerlund ha construido un gran imperio comercial en
torno a la fika. Se mudó a Nueva York desde Suecia en el año 2001, abriendo su primer café,
"FIKA", cerca de Central Park en 2006. Ahora tiene 17 cafeterías y
está a punto de abrir otras dos.
Uno de los productos más populares del menú es el café
con pastel casero, o el chocolate, que se presta a saborearlo lentamente, y no
a devorarlo en un santiamén.
Pero, ¿qué fue lo que inspiró este próspero negocio?
"Me encantaba Nueva York, pero cuando vine a vivir
aquí no podía encontrar
ningún buen café fuera de las grandes cadenas", dice el empresario.
"La Costa Oeste de los Estados Unidos estaba plagada de fantásticos
lugares para tomar un espresso, así que sabía que había potencial",
señala. "Vi una gran
oportunidad de mercado y pensé que, si lo hacía bien, podría ser otro
Richard Branson y convertirme en un multimillonario de la fika".
Akerlund no sólo quería traer buen café a los
neoyorkinos; quería darles una nueva visión sobre la vida.
"Con
la fika, la idea es sentarte y disfrutar de tu café y de tu torta, aunque sea
por 10 minutos", explica Akerlund.
"En Nueva York, todo era de comprar para llevar,
pero pensé que si ofrecía algo realmente bueno podría cambiar la manera en la que la gente hacía las
cosas y lograr que se detuvieran y se relajaran".
Se despertaba a las 4 de la mañana cada día para cocinar
todo fresco.
El café provenía de una compañía tostadora de café de
Brooklyn y el chocolate se hacía en el lugar.
¿Cómo reaccionaron los neoyorkinos?
"Al
principio, algunos criticaron el precio. Estábamos cobrando US$2 por un café de
filtro, cuando podían conseguirlo por US$1 en la puerta de al lado",
dice Akerlund. "Así
que les di una taza gratis, les gustó y volvieron".
Al menos en Manhattan, "FIKA" se ha convertido
en una institución e incluso tiene su propia fábrica de chocolate, cuya salsa
de caramelo salado ganó el oro en los Premios Internacionales de Cacao (ICA,
por sus siglas en inglés), en 2014.
Tal
vez, sin embargo, el mayor logro de Akerlund fue convencer a los ocupados
neoyorkinos de tomar un respiro durante la jornada laboral, al estilo sueco.
Hasta en Australia
La
"fika" también dejó huella en Australia.
Mientras el sol brilla en la preciosa arena de la playa
de Manly Beach, Sídney, un pequeño rincón de Suecia se deja ver en la esquina.
En 2013, "Fika Swedish Kitchen" abrió sus
puertas a un perplejo público, tal y como explica su cofundadora, Diana
Chirilas. "Al principio, nuestros clientes eran principalmente expatriados
suecos. Los australianos asomaban la cabeza y decían: ¿sueco?, ¿qué quiere
decir sueco?", cuenta Chirilas.
"Algunos pensaban que éramos suizos y nos
preguntaban por el chocolate", agrega.
"Pero
las actitudes están cambiando", dice. "Lo escandinavo está de moda.
Hay películas nórdicas y series de televisión, han abierto tiendas de diseño
sueco y la gente tiene curiosidad", dice.
En Walthamstow, un suburbio de Londres, el café sueco
"Bygga Bo" tomó la idea del "fika" y lo amplió para
incorporar todo un estilo de vida.
"Bygga Bo significa ‘construir un nido‘ y para mí fika significa acogedor,
tranquilo y hogareño", dice Malin Hamilton, quien abrió la tienda
con su esposo, James, en 2013.
"Comenzamos el negocio abriendo nuestra propia casa
como una fika de paso con café y pasteles. Nos fue bien y decidimos dedicarnos a ello a tiempo
completo". "Ahora tenemos una tienda sobre estilo sueco donde
hay un poco de todo, incluyendo cerámicas, velas y ropas, para que la gente
pueda tener esa sensación de la fika cuando lo deseen".
Tradición Fika
Un fika tradicional consiste en siete tartas caseras.
Pero, ¿ha muerto a de hoy esa tradición, en la cultura del tomar y llevar?
"Históricamente,
era una especie de concurso para ver quién hacía el mejor", dice
Johansson.
"Ahora no hacen falta tantos tipos, pero algunas
personas todavía los hacen. En
realidad depende de lo ambicioso que uno sea".
James, su marido, dice que también ha habido un cambio en
las expectativas de los consumidores, pues la gente está cansada de productos de consumo y
piden cosas elaboradas con más detalle.
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