No
hace falta decir que las calorías son las que nos hacen engordar, junto con los
malos hábitos y la falta de ejercicio.
Es por ello que disminuir la cantidad de lo que ingerimos a diario es
vital para mantener nuestro peso ideal y sentirnos saludables.
Poner en marcha un
programa para bajar de peso será ineficaz si no tenemos en cuenta la cantidad de calorías que
consumimos por día.
Es
preciso saber cuántas son las necesarias para mantenernos saludables.
Por encima de esta cantidad, se convertirá en grasa y por ende, en kilos de
más.
Los expertos en
nutrición indican que se
necesita reducir en 500 las calorías por día para poder adelgazar. Pero
esto no es sólo dejando de comer, sino que ha de combinarse con una buena
rutina de ejercicios y llevando una dieta equilibrada.
Métodos
para reducir la cantidad de calorías diarias
Duerme
bien
Aunque no lo
creas, perder peso está relacionado a la cantidad de horas que dormimos por
día. El sueño insuficiente provoca una mayor producción de una hormona que no
sólo estimula el apetito, sino también, que inhibe la señal de saciedad al
cerebro. Mientras más horas seguidas duermas, menos tiempo para pensar en
comer. Pero además, esto traerá otras ventajas a tu salud, como recuperar
energías para afrontar tu jornada, no enfermarte tanto, estar de mejor humor,
evitar el estrés, etc. Trata de respetar los horarios en que duermes (acuéstate
y levántate a la misma hora todos los días).
Bebe
mucha agua
Las dietas no se
limitan únicamente al consumo de líquidos, pero lo cierto es que beber tres
litros de agua al día sirve para metabolizar las grasas (ir eliminándolas
paulatinamente) y además, llenar el estómago para suprimir el apetito
naturalmente. Esto no quiere decir que sólo consumas agua y engañes las ganas
de comer, pero antes que consumir un chocolate o unas patatas fritas, mejor
bebe un vaso de agua. Esto te ayudará a eliminar toxinas y a aliviar el
estreñimiento. Tu piel se verá mucho más bonita. Si bebes un vaso de agua fría
15 minutos antes de comer, no tendrás tanta ansiedad con la comida.
Disminuye
la cantidad de azúcar
Este ingrediente
que está presente en la gran mayoría de alimentos procesados y preparados, no
aporta nada bueno para la salud, sino todo lo contrario, porque los genera. Disminuye o directamente elimina
el consumo de azúcar para disfrutar de beneficios que ni siquiera imaginabas
como tener una piel más radiante o menos caries. Por cada cucharada de
azúcar refinada estarás añadiendo a tu cuerpo 20 calorías, además de liberar
insulina, la hormona que ayuda a acumular grasas.
Consume
más frutas y vegetales
Añadir muchas
frutas y verduras a tu dieta diaria tiene muchas ventajas para tu salud. Los
nutricionistas indican que la cantidad aconsejada por día es cinco raciones
entre ambos grupos. Ellos te proporcionarán pocas calorías y al mismo tiempo,
te ayudarán a disminuir la ingesta de otros alimentos. Por ejemplo, a media
mañana en la oficina, opta por una manzana o una pera en lugar de una tarta de
chocolate o un pastel con crema. Las frutas y las verduras nos aportan
vitaminas, minerales, fibra, agua y otros oligoelementos. Y en la gran mayoría
de los casos, por menos de 100 calorías.
Cumple
con una rutina de ejercicios
No hay dudas de
que se trata del complemento ideal para adelgazar y bajar las calorías del
almuerzo. El cuerpo, al mantenerse en movimiento, quemará lo que “le sobra”. Y
no hace falta ir a un gimnasio o una academia: opta por caminar más rápido,
trotar, correr, andar en bicicleta, nadar o sacar a pasear a tu perro por el
parque. Para que los efectos se noten en el corto plazo (y no pienses que todo
el sacrificio fue en vano), cumple con al menos 30 minutos de ejercicios por
día, intercalando entre ellos para que los músculos no se acostumbren y puedas
trabajar el cuerpo en general.
Escoge
alimentos menos grasos
Incluye en tu
dieta diaria lácteos desnatados o bajos en grasa (requesón, yogur natural,
leche semidesnatada, queso fresco tipo Burgos, etc), carnes magras (pavo o
pollo sin piel, solomillo de ternera), jamón serrano sin tocino, fiambres de
ave, caldos sin grasa. Sustituye por pescado la carne y los huevos (tres veces
a la semana).
Consume
salsas y aliños con moderación
Los aconsejados
entre los aliños son el aceite de oliva, luego los de girasol o maíz. Siempre
úsalos prudentemente, porque son saludables pero a la vez te aportarán mucha
energía. En el caso de las salsas, escoge las que tienen menos grasa, es decir,
de tomate, de pimiento, una mayonesa aligerada con yogur o con hortalizas. Si
la preparas tu mismo, ten cuidado con la cantidad de aceite que uses.
Prepara
los alimentos de manera correcta
Existen muchas
formas de preparar la cena y el almuerzo con el fin de añadir menos grasa a los
alimentos o bien quitar la que tiene “por naturaleza”. La plancha está indicada
para las aves, los pescados y algunas verduras. El papillote sirve para las
verduras como las patatas o el pescado, se condimenta a gusto y se envuelve en
un papel resistente al calor. El rehogado se usa para las guarniciones de
verduras, en la sartén con un poco de aceite o rocío vegetal. Al vapor, hervido
o cocido es una buena idea, igual que al horno.
Fritar
sólo en ocasiones puntuales
Una vez por semana puedes darte el gusto de comer algo
frito, no te prives de ello. Si realizarás comida rebozada, añade una cucharada
de agua por cada huevo que mezcles, así se absorberá menos aceite. Emplea papel
de cocina para retirar el exceso. En los guisos o estofados, retira la piel de
las aves y la grasa visible de las carnes antes de cocinar.
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