A lo largo de nuestra vida recorremos
diferentes etapas, algunas de ellas marcadas por el tiempo (niñez, adultez,
vejez,…), y otras marcadas por acontecimientos vitales que implican el paso de
unas a otras (vivir en pareja, el matrimonio, los hijos,…).
Uno
de estos hitos en nuestras vidas es la jubilación, generalmente forzosa,
marcada por imperativo legal.
¿Es necesario prepararse para la
jubilación?
Durante
la edad adulta dedicamos todo nuestro tiempo a trabajar, con las mismas rutinas
y los mismos horarios. Llegada
la jubilación, esto cambia.
Aparecen
una serie de cambios: en
los ingresos económicos, en el estatus social (se pierde un rol social
definitorio importante), en las relaciones sociales (se reducen los contactos
sociales, sobre todo aquellos relacionados con el trabajo) y en el tiempo libre
(aumenta en cantidad). Todos estos cambios pueden generar inseguridad y angustia respecto al
futuro.
Teniendo
en cuenta todos estos cambios, es necesario preparar el momento, de tal manera que nos podamos adaptar
a la nueva situación. Para ello se han diseñado los llamados Programas
de Preparación para la Jubilación (PPJ).
Estos
programas buscan asesorar
a la persona que se va a jubilar en cuanto a la actitud que debe
adoptar. Con ella se
trabaja el sentimiento de pérdida que puede surgir tras la pérdida de un
importante rol social (el relacionado con el trabajo). Además, se ayuda a la persona a
planificar la nueva etapa vital desde sus motivaciones y potencialidades.
Claves para adaptarnos a la jubilación
La primera clave, y más importante, es
que la jubilación es una etapa más de la vida, ni mejor ni peor. Se trata de un período lleno de
oportunidades para el crecimiento y el desarrollo personal. Nos jubilamos del trabajo pero
no de la vida.
Debemos
prepararnos con antelación, cuando aún estamos activos; debemos introducir pequeños y progresivos cambios
en nuestra rutina diaria, de cara a favorecer una mejor adaptación
posterior en la etapa de la jubilación.
Otro
consejo es preparar una
lista con las actividades que nos gustaría llevar a cabo cuando dispongamos de
más tiempo libre. Durante la jubilación éste aumenta en cantidad, por lo
que se hace necesario reestructurarlo. Una opción es involucrarse en tareas deportivas,
culturales o de ocio nuevas.
Una
buena alternativa la encontramos en los programas para mayores de 60 años que
desarrollan muchas universidades españolas, llamados “programas de cuarto ciclo”, “aulas para mayores”
o “universidad de la experiencia”; a través de ellos, podemos
convertirnos en graduados universitarios en aquella área que más nos interese.
Relacionado
con esto último, es muy
importante mantener un estilo de vida saludable, realizando ejercicio físico y llevando una
adecuada dieta alimentaria. Los beneficios de ambas cosas son
ampliamente conocidos por todos, incluyendo entre ellos efectos positivos en el
estado de ánimo.
El
estado de ánimo positivo contribuye a una mejor adaptación a los cambios
vitales, aprendiendo de sus ventajas y de sus inconvenientes.
Es igualmente importante la
planificación de actividades con los demás. Los contactos sociales que se pierden con el
abandono del trabajo pueden ser sustituidos por otros nuevos. Las relaciones sociales ofrecen
una importante red de apoyo, lo que también contribuye a una mejor
adaptación a los cambios que suponen la entrada en la jubilación.
Estos
son algunos de los consejos que nos pueden ser útiles conforme nos acercamos a
la edad de jubilación. Lo
más importante es planificar previamente el proceso y mantenerse siempre
activo, a nivel físico, cognitivo y social.
Porque la jubilación no es el comienzo
de la última etapa de la vida, sino de una más de sus etapas y, según
diferentes estudios, de las más felices.
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