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ABUELITOS QUE SE ATREVEN A RETOMAR EL DEPORTE Y EL EJERCICIO DESPUÉS DE LOS 60 AÑOS

Estudios han comprobado que aumentar el nivel de actividad física reduce el riesgo de enfermedades crónicas, como las cardiovasculares.

Estas historias demuestran que la actividad física no es exclusiva de los jóvenes y sus probados beneficios ya no tienen límite de edad. En Argentina, un programa incursiona en esta inciativa.

Horacio Caggiano es un deportista convencido. Todos los días se levanta, toma un desayuno de arroz y zanahoria rallada, todo rociado con aceite de girasol ("es buenísimo para tener energía", comenta), prepara su mochila, se calza los tenis y se dirige al Sport Club de Almagro.

Al llegar, todos lo saludan: es un miembro célebre del club. Nada, hace complementos, camina y trota en la banda. Lo usual... salvo por un pequeño detalle: ¡Tiene 96 años! "Horacio es capaz de correr más de tres kilómetros y medio -dice su médico, José Ghergo-. Tiene una lucidez sorprendente, lee muchísimo y ni siquiera usa anteojos".

Este hombre es un ejemplo notable, pero cada vez menos aislado, de una nueva generación de adultos mayores decididos a mantenerse en actividad hasta edades cada vez más avanzadas para preservar no sólo sus capacidades físicas e intelectuales, sino también su autonomía y su vida social.

Osvaldo Bianchi es licenciado en educación física y deportes. Ahora, a los 73, coordina un grupo de adultos mayores que incursionan en el Deporte de Orientación.

"No exigimos que corran, sino que recorran una serie de estaciones según un mapa predeterminado. Empleamos la orientación de precisión. El que hace menos tiempo es el que gana", explica.

Para el licenciado Óscar Incarbone, presidente de la Asociación Latinoamericana de Salud y Actividad Física y coordinador del programa Argentina Saludable, del Ministerio de Salud, "hay un aumento de la participación deportiva en la franja etaria de la tercera edad. Desde que la evidencia científica demuestra que aumentar el nivel de actividad física reduce el riesgo de tener enfermedades crónicas, como las cardiovasculares, la diabetes o la obesidad, cada vez más personas, y con mayor edad, comienzan a hacer ejercicio", comenta.

Pero enseguida subraya: "Es importante que esa actividad se haga teniendo en cuenta los controles médicos adecuados, y no incurrir ni promocionar la sobreexigencia. La actividad física tiene que adaptarse a la persona y no al revés".

Caggiano empezó a hacer deporte muy joven, nadando. En 1930, representó al país como campeón argentino de estilo espalda. Actualmente es asesor en fisiología deportiva aplicada a la ancianidad de la Secretaría de Deportes del Ministerio de Desarrollo Social, y (junto con 'Toto', de 80, otro Horacio, de 78, y Santiago, de 76) integra el equipo Carbono 14 reunido por Ghergo.
De acuerdo con el especialista, su receta para que Caggiano mantenga su vitalidad es un programa de optimización del estado físico, progresivo y adecuado para su caso particular, apoyado en cuatro pilares: la capacidad aeróbica, la fuerza muscular, la coordinación y el equilibrio.

"Desde el punto de vista de la salud, la actividad física en la tercera edad no sólo es importante sino fundamental", dice Ghergo. "El organismo es muy sabio y todo lo que no se utiliza se atrofia.
A partir de los 30 ó 35 años se va perdiendo masa muscular, velocidad y una serie de capacidades deportivas, como la coordinación y el equilibrio. Hay que estimularlas para que esa pendiente sea mucho menor".

La pregunta entonces es si se puede recuperar algo de la potencia perdida cuando hace décadas que uno no se mueve más que de la cama al televisor. El experto explica que bastan dos meses de alejamiento del deporte para pasar a ser sedentario.

Sin embargo, agrega, hay trabajos científicos que muestran que a los 80 años se puede incrementar la fuerza un 13 por ciento. "Lo primero que se pierde es la fuerza en el tren inferior -dice-. Sin embargo, vemos personas que no podían pararse y luego lo hacen. Eso influye también en la esfera psíquica, pues vuelven a ser independientes".

Como acota Caggiano con una sonrisa, en una pausa de su actividad de todos los mediodías: "La actividad física es la chispa que enciende la llama de la vida".

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