LIDERAZGO,
SINERGIA Y RESILIENCIA
Siempre se mejora con un buen trabajo en equipo,
con la formidable fuerza de la sinergia. Sinergia es unir energías, es lograr
que cada persona dé lo mejor en función de unas metas comunes. Eso pide que un
buen líder inspire confianza, una a los demás y sepa ubicarlos en el cargo
adecuado.
Una labor en
equipo exige un ambiente agradable, planificar correctamente y que todos estén
motivados. Cada persona debe estar bien, sentirse acogida en el grupo y que
haya un ambiente de mutua confianza y compromiso.
Es indispensable
un clima de participación, que todos tengan claros los objetivos y los sientan
como propios. Entonces se dan buenos resultados como lo vemos en un equipo
deportivo cuando aplica estas prácticas. Un equipo debe estar preparado para
superar crisis y salir adelante con fe, pasión y resiliencia.
El vocablo resiliencia viene del latín resilio que
significa volver atrás o rebotar. En ingeniería, la resiliencia cuantifica la
cantidad de energía que absorbe un material ante un impacto. En sicología es la
capacidad de una persona para sobreponerse a las tragedias y al dolor
emocional.
En los años 70
el psiquiatra Michael Rutter tomó esté término de la física y lo describió como
flexibilidad social adaptativa. Resiliencia es elaborar eficazmente los traumas
y los factores estresantes, reponerse en las crisis y seguir adelante. Es la
capacidad de una persona o un equipo para encarar la adversidad con esperanza,
fortaleza, superarla o, incluso, mejorar con ella.
Resilientes son las personas o grupos que ante
hechos muy negativos cultivan actitudes que los animan y protegen. Los niños
deben aprender de su infancia a no rendirse, confiar, buscar ayuda y apelar a
los mejor de sí mismos.
En épocas
complicadas un buen líder logra eso mismo en un equipo si se concentra en las
fortalezas de las personas, no en sus debilidades. El líder inspira, confía,
sabe corregir, y aprovecha al máximo las cualidades de las personas y los
equipos. Liderar es influir en otros con el poder del buen ejemplo, la magia
del carisma y la fuerza del amor y la confianza.
Una de las
mayores cualidades de un buen líder es lograr que un equipo alcance un
equilibrio en todas las áreas de la vida. Es armonizar lo racional y lo
emocional, lo interior y lo exterior, lo material y lo espiritual.
La sinergia pide otras dos cualidades claves en un
mundo cambiante: la humildad y la flexibilidad.
En situaciones críticas
no podemos darnos el lujo de ser arrogantes y hay que cultivar la apertura al
cambio y la adaptabilidad. El líder lo sabe, y su influencia es perdurable si
es espiritual, creativo y sabe reinventarse.
Así actuaron
seres extraordinarios como Gandhi y Martin Luther King. También Nelson Mandela
quien dijo: "Sólo avanzando unidos podemos extender las fronteras de la
justicia, la libertad y el humanismo".
El liderazgo conlleva dolor, sufrimiento, y pide
coraje y heroísmo. Ese coraje viene de una fuerza superior y permite soportar
lo indecible.
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