Imagina que calificas el amor que te
tienes a ti mismo. ¿En una escala de 1 a 10 qué te
pones?
Ahora revisa tu accionar sin
autoengaños y pregúntate: ¿De verdad me quiero lo suficiente?
En
general los seres humanos se aman muy poquito y viven pensando en satisfacer a otros.
Unos lo
hacen porque buscan
aprobación y sin ella creen que no valen nada o se sienten inseguros.
Otros sufren con una constante
“neurosis de complacencia”:
tienen que decir siempre
sí para no sentirse culpables.
Otros
más posan de víctimas,
les gusta despertar
lástima y su autoestima está en un sótano.
Por eso
piensa: ¿Me compro lo que
deseo? ¿Descanso? ¿Fijo límites? ¿Sé decir no a quien sea?
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