Te reto porque no me das miedo. Haré de
ti el mejor año del mundo y haré del mundo una fábrica de optimismo si es
preciso.
Sacaré conejos de una chistera para reinventar las ilusiones que, aunque ahora estén en peligro de extinción,
sé que muy pronto se reproducirán por doquier, en todos los rincones del mundo.
Te
reto porque soy una corredora de fondo de las que siempre llegan a la meta. No
me importa hacerlo exhausta, cansada o algo débil, porque cuando traspase la línea de
llegada, te miraré a los ojos para
recordarte que lo importante del viaje es llegar y no lo difícil del camino. No
me subestimes, no te conviene, porque hasta soy capaz de dar un sprint final si
es preciso.
Te
reto a mirar al horizonte y a imaginar un mundo mejor al otro lado de la línea
divisoria del aquí y ahora. Allí está lo que busco y voy a por ello y no voy
sola, somos muchos, cientos, miles, probablemente millones de personas
mirándote de reojo, jugando a vestirte de esperanza y despojarte del disfraz de
Apocalipsis que vienes luciendo, unidos
te quitaremos la careta de espanto que nos asusta. La unión hace la fuerza y juntos escribiremos el
guión de la historia con un final feliz.
Te reto a enfrentarte a la más poderosa
de todas las energías, el amor. El amor es un lienzo en blanco que tapa todo lo negro y
que deja que los colores dibujen bonitas historias. Nunca nadie pudo derrotarlo y ésta no será la
primera vez.
Te
reto a escuchar la música de la risa, a caminar cantando bajo la lluvia,
sabiendo que terminará por salir el sol, a compartir el paraguas mientras tanto
y a mirar hacia delante buscando la luz que todo túnel tiene al final del camino.
Estoy preparada, llevo
linterna mientras todo esté oscuro.
Te reto y te advierto que vamos a
ganarte la partida.
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