Hay tres actitudes que te sirven para
cultivar la paciencia y no alterarte ni descomponerte:
1. La aceptación de que todo lo que
sucede tiene una razón
y que lo mejor es asumirlo sin peleas estériles.
Acepta con calma lo que no puedes
cambiar y que en
tantas cosas no tienes el control ni puedes ver el resultado final.
2. La comprensión te aleja de batallas
y juicios porque te
adaptas a la realidad y la manejas con amor y serenidad., aunque cueste.
Comprender es tener una visión amorosa,
serena y positiva de todo,
incluso lo que se llama malo siendo un arduo aprendizaje.
3. La espiritualidad. Todo cambia
cuando vives unido a Dios,
ya que, con su presencia y su amor, lo pesado se torna liviano.
Eres más espiritual si oras, meditas,
agradeces y pones de primero el amor y el ser, no el tener y el acumular.
La paciencia te da paz y evita que
explotes. Dedícate a cultivarla hasta que crees ese buen hábito.
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