El Espíritu de la Navidad está aún en
ti si te amas y amas de verdad, con entrega, tolerancia y generosidad.
Abre
hoy las puertas de tu corazón a Jesús, al amor de acciones y la alegría, la paz
y la esperanza.
Saca espacios para meditar y examina tu
rumbo, conéctate con lo esencial, con Dios en tu íntimo ser.
Deja
las carreras, siéntate en un lugar apacible, cierra tus ojos, respira varias
veces y medita sereno.
Ama a Jesús, José y María, porque ellos
te señalan el sendero de una fe firme y una bondad sin límites.
Hazlo y te sentirás tan pleno que te
será fácil comprender al que hace daño en su inconsciencia o su ceguera
espiritual.
Serénate
y con Dios y con el Arcángel Rafael suelta odios, culpas y rencores. Invócalos
con fe profunda. Fluye en el amor.
Cerrar bien un año es hacer las paces
con el ayer. Sana heridas emocionales y disfruta la paz que nace del perdón.
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