Sé consciente de que pasados estos días
se guardarán el pesebre, los adornos, el árbol, los festones y las luces.
¿Qué
quedará? Ojalá el amor que
no fenece, el perdón con el que has sanado y unido, la paz que has compartido.
Logra que la Navidad deje una buena
huella porque la
celebras con amor y con fe en unión con Dios y los que dices amar.
Es fácil darle quedar atrapado y cegado
por la parafernalia,
o sea, por los elementos decorativos y lo externo.
Es
común que una celebración espiritual se festeje con licor, y acaso, con
desenfreno y superficialidad.
A veces
imagino a Jeshua caminando invisible por la Tierra y diciendo: “¿Estos están celebrando mi
nacimiento? ¡Por favor….”!
Los humanos somos indescifrables,
complejos e impredecibles.
Tan capaces de poner sombra donde debería brillar la luz.
¿Qué buenos frutos se cosecharán? Todo
depende de ti. Tú decides que tipo de Navidad quieres celebrar.
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