Es tu apertura y empatía con el otro,
es tu capacidad de aceptar otras maneras de pensar y actuar.
Es mucho más que soportar a quien
piensa diferente,
es valorarlo y respetarlo en su proceso.
Esta hermosa virtud también te ayuda a
ser clemente con los que hacen daño y a comprenderlos.
Sin
embargo, no es fácil
marcar el límite que separa a la tolerancia de la indiferencia con el
mal.
En
otras palabras, sabios
como Gandhi siempre han afirmado que no todo se puede tolerar o soportar.
Ser tolerante no es ser condescendiente
con la injusticia,
o volverse ciego ante la maldad.
Piensa
en todo esto y abre
espacio en tu vida a los que piensan diferente, al distante y al
distinto.
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