A veces de repente pierdes la
concentración y te impacientas, lo que te prueba que necesitas cambiar.
Debes dedicarte a mejorar en el arte de
la paciencia ya que
cambiar un mal hábito toma tiempo y perseverancia.
Elige dejar de lado la premura, aminora la marcha y acepta que
lo valioso de la vida no
es fácil ni ya mismo.
Si comienzas a sentirte impaciente,
detente, respira
profundo un buen rato y visualízate en un lugar hermoso y calmado.
Eso aleja las tensiones y funciona mejor si haces
consciencia de la amorosa presencia de Dios.
Luego vuelve a la realidad, mira a tu
alrededor, piensa en el ritmo que llevas y aprecia el momento.
Cada día dedica al menos unos 30
minutos a relajarte
en un espacio tranquilo y ganarás paz interior.
Es
mejor si de fondo escuchas melodías relajantes de Deuter, Mike Rowland o Aeoliah. La relajación y la
paciencia mejoran tu vida.
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