Puedes
aprender mucho de los labriegos o campesinos en su hermosa y exigente labor de
cultivar las plantas.
Con amor aran la tierra,
siembran, abonan, riegan, cuidan, miman, podan, esperan y superan sequías,
plagas y malos tiempos.
Acepta que amar es una labor similar y que cada semilla hay
que regarla con buenos pensamientos y buenas palabras.
Es una
labor de 24/7.
Eres
un sembrador constante y de ti depende cultivar plantas lindas y benéficas o sembrar cactus espinosos que punzan.
La
metáfora que compara el amor con la jardinería es sabia, pero lo importante es aplicar lo que enseña.
Es cuidar el amor con entrega,
detalles, y de verdad estar presente para el otro con atención y dedicación
plenas.
Algo que no suele darse porque muchas otras
ocupaciones llevan a muchos a estar presentes solo de cuerpo.
Hay “presencias ausentes”.
Tu amor no estará en cuidados
intensivos si das lo mejor, y tu pareja y los que dices amar son tu primera prioridad.
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