La
Espiritualidad no es la práctica de determinados ritos, es una visión amorosa y
profunda de la vida, es amor incondicional.
Es fundirse con Dios y gozar ese deslumbramiento, vivirlo, y caminar siempre en su presencia.
Cuando eres espiritual respiras otro aire y ves lo que otros no ven, atrapados por lo material.
Sigues confiando y aceptas que el alma se purifica en las pruebas, del mismo modo que los metales lo hacen en el fuego.
También cargas tu cruz, pero no reniegas ni te quejas. Estás en paz y comunicas paz.
En realidad no das amor, eres amor.
Espiritualidad es trascender. Una buena estrategia, mejor aún, la única para encontrarle un sentido a la vida.
Eso pide ir más allá de lo aparente y percibir una intención divina en el universo, incluso con lo trágico o absurdo.
Lo vives si te aquietas, sientes a Dios en tu interior y solo vibras en el amor; te sientes uno con todo y te liberas de falsos apegos.
La Espiritualidad no es la práctica de determinados ritos, es una visión amorosa y profunda de la vida, es amor incondicional.
Es fundirse con Dios y gozar ese deslumbramiento, vivirlo,
y caminar siempre en su presencia.
Cuando eres espiritual respiras otro aire y ves
lo que otros no ven, atrapados por lo material.
Sigues
confiando y aceptas que el alma se purifica en las pruebas,
del mismo modo que los metales lo hacen en el fuego.
También cargas tu cruz, pero no reniegas ni te quejas. Estás en paz y comunicas paz.
En
realidad no das amor, eres amor.
Espiritualidad
es trascender. Una buena estrategia, mejor aún, la única para encontrarle un
sentido a la vida.
Eso pide ir más allá de lo aparente y percibir una
intención divina en el universo, incluso con lo trágico o absurdo.
Lo vives si te aquietas, sientes a Dios
en tu interior y solo
vibras en el amor; te sientes uno con todo y te liberas de falsos apegos.
Es fundirse con Dios y gozar ese deslumbramiento, vivirlo, y caminar siempre en su presencia.
Cuando eres espiritual respiras otro aire y ves lo que otros no ven, atrapados por lo material.
Sigues confiando y aceptas que el alma se purifica en las pruebas, del mismo modo que los metales lo hacen en el fuego.
También cargas tu cruz, pero no reniegas ni te quejas. Estás en paz y comunicas paz.
En realidad no das amor, eres amor.
Espiritualidad es trascender. Una buena estrategia, mejor aún, la única para encontrarle un sentido a la vida.
Eso pide ir más allá de lo aparente y percibir una intención divina en el universo, incluso con lo trágico o absurdo.
Lo vives si te aquietas, sientes a Dios en tu interior y solo vibras en el amor; te sientes uno con todo y te liberas de falsos apegos.
La Espiritualidad no es la práctica de determinados ritos, es una visión amorosa y profunda de la vida, es amor incondicional.
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