Este
descubrimiento deja en evidencia que debe ser evitado desde que se planea tener
un hijo.
No es novedad decir que el consumo de alcohol durante el
embarazo es riesgoso para
la madre y el bebé: puede
causar abortos, partos prematuros, parálisis o bajo peso al nacer.
Otros
posibles inconvenientes están relacionados con los llamados Trastornos del
Espectro Alcohólico Fetal (TEAF), que pueden incluir falta de memoria, pérdida de la
capacidad del habla, hiperactividad, inconvenientes en la coordinación del
cuerpo y el equilibrio.
En el área física, pueden experimentar problemas en la visión, en el oído,
corazón, riñones, y huesos. También existe la posibilidad de un desarrollo deficiente después
del parto y posibles deformaciones.
Un nuevo estudio publicado en la revista médica European
Journal of Preventive Cardiology investigó en profundidad la asociación entre el consumo
del alcohol de los padres y las cardiopatías congénitas en sus hijos.
Los resultados expuestos concluyeron que madres con exposición al alcohol durante
la fecundación tuvieron un riesgo significativamente mayor a tener hijos con
defectos congénitos del corazón, así como también con padres que tienen
antecedentes de ingesta, semanas previas a la concepción. Por último, se asoció el consumo
excesivo por vía paterna con el riesgo de enfermedades coronarias totales en
los nacidos.
“La
sustancia química, como lo es el alcohol, llega al testículo, y al llegar a él,
alcanza a las células germinales de las cuales van a nacer espermatozoides.
Se piensa que esta sustancia química provoca cambios genéticos en estas células madres, lo cual favorece que
los espermas contengan genes mutados. Así que cuando el espermatozoide
se junta con el óvulo, podría pasar que se produzca la malformación congénita”,
explica el doctor Elmer Huerta.
Este
descubrimiento deja nuevamente en evidencia que el alcohol debe ser evitado
durante la preconcepción y concepción.
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