Mantente atento a estas nueve señales de que te acecha un
ladrón de memoria:
GLUCOSA SANGUÍNEA ALTA.
Los fallos de la memoria pueden tener esta causa. Estudios de resonancia
magnética realizados con voluntarios indican que una concentración alta de
glucosa en la sangre puede dañar zonas del cerebro relacionadas con la memoria.
Protégete: Si tienes un historial familiar de hiperglucemia o diabetes, mide
con regularidad tu nivel de glucosa. Come bien y haz ejercicio; los paseos a
paso ligero ayudan a prevenir la diabetes.
CANSANCIO.
Al parecer, el cerebro depende del sueño para fijar recuerdos nuevos. Y no hay
que pasar toda la noche en vela para notar los efectos. En un estudio,
voluntarios que durmieron seis horas por noche durante dos semanas no se
sentían agotados, pero sus resultados en pruebas de memoria a corto plazo
empeoró sustancialmente. Protégete: No te prives de sueño. ¿Te falta tiempo
para dormir bien? Según un estudio, incluso las microsiestas de seis minutos
bastan para mejorar la memoria a corto plazo
RONQUIDOS.
Pueden ser señal de apnea, una obstrucción momentánea de las vías respiratorias
que priva de oxígeno a las neuronas. La apnea es más común en los hombres.
Otros factores de riesgo: el sobrepeso y tener más de 40 años. Protégete: Si
roncas mucho y te sientes cansado todo el día, pide a tu médico que te haga una
prueba de apnea. Si la padeces, tal vez te prescriba el uso de un dispositivo
que te insufla aire por la nariz mientras duermes, a fin de evitar las
peligrosas interrupciones de oxígeno.
ANSIEDAD
O APATÍA. Quizá tengas un trastorno de tiroides. Las hormonas de esta
glándula regulan el metabolismo, pero su escasez o exceso puede afectar la
comunicación entre las neuronas. Una tiroides hiperactiva entorpece la
trans-misión de los mensajes cerebrales, y si es muy lenta, éstos casi se
detienen. Protégete: Describe tus síntomas al médico. Una tiroides hipoactiva
te puede provocar fatiga; si es hiperactiva, tal vez te acelere el pulso y te
cause ansiedad.
TENER
MÁS DE 65 AÑOS. Conforme envejecemos, absorbemos menos vitami-na B12 de
los alimentos, y los efectos de una deficiencia grave se parecen mucho a los
del Alzheimer. Hasta el 20 por ciento de las personas mayores de 65 años
padecen deficiencia de esta vitamina. Protégete: Si pasas de 65 años y te falla
la memoria, consulta a tu médico. En caso de tener deficiencia de vitamina B12,
quizá te recete un complemento. Acude también si eres vegetariano estricto,
pues es muy probable que no ingieras esta vitamina en la cantidad necesaria.
DEPRESIÓN.
Las personas que sufren depresión grave pierden neuronas, y cuanto más
prolongada sea la depresión, más células se pierden en zonas del cerebro de las
que depende la memoria. Protégete: El tratamiento oportuno es importante. Un
estudio de 2008 reveló que quienes sufren episodios depresivos más largos
tienen menos probabilidades de presentar una mejoría en la memoria cuando su
depresión se disipa.
TOMAR
ANTICOLINÉRGICOS. Muchos medicamentos para el insomnio, la incontinencia
urinaria, las alergias y los cólicos gastrointestinales inhiben cierto
neurotransmisor esencial. En adultos mayores, estos fármacos, llamados
anticolinérgicos, pueden causar confusión mental y pérdida de memoria.
Protégete: Las personas mayores de 65 años son más vulnerables a los efectos
secundarios de la difenhidramina, anticolinérgico usado en muchos somníferos y
antialérgicos. Si sufres confusión mental al tomar estos fármacos o cualquier
otro, informa a tu médico.
ARRASTRAR
LOS PIES AL CAMINAR. Puede ser señal de hidrocefalia de presión normal o
hidrocefalia crónica del adulto, donde se acumula un exceso de líquido cefalorraquídeo
en pequeñas cavidades del cerebro. Protégete: Arrastrar los pies, la
incontinencia urinaria y los fallos de memoria son síntomas típicos de la HPN,
pero no todas las personas presentan los tres. Un tratamiento oportuno puede
ayudarte a recuperar la memoria.
TOMAR
MUCHOS MEDICAMENTOS. Si tienes que tomar cinco o más a la vez, corres
riesgo de sufrir interacciones. Protégete: Informa a tu médico sobre todos los
fármacos que estés tomando. Si ves el anuncio de alguno que podría serte útil,
habla con el médico al respecto, pero no lo presiones para que te lo recete.
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