(Para decirlo a diario)
Padre
nuestro que estás en el cielo,
santificado
sea tu Nombre;
venga
a nosotros tu Reino;
hágase
tu voluntad
en
la tierra como en el cielo.
Danos
hoy
nuestro
pan de cada día;
perdona
nuestras ofensas,
como
también nosotros perdonamos
a
los que nos ofenden;
no
nos dejes caer en la tentación,
y
líbranos del mal. Amén.
Ésta es la primera de las oraciones.
Fue dictada por Jesús cuando los Apóstoles le preguntaron
cómo podían rezar a Dios.
El
Padre nuestro es “el resumen de todo el Evangelio” (Tertuliano); “es la más
perfecta de todas las oraciones” (Santo Tomás de Aquino). Situado en el centro
del Sermón de la Montaña (Mt 5-7), recoge en forma de oración el contenido
esencial del Evangelio.
Al “Padre nuestro” se le llama “la oración del Señor”,
porque nos la enseñó el mismo Jesús, nuestro Señor.
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