¿Es
posible elevar nuestro estado de conciencia para aceptar al amor como un estado
del alma y no solo como un sentimiento?
“El amor es un profundo deseo de
bendecir a toda la existencia”, dice el líder espiritual Osho, quien
afirma que el amor no es ni estar enamorado ni estar en una relación, el amor
es un estado del alma.
Cuando
eres amor no tienes miedo, tienes certezas. El amor no es un vínculo, el amor
eres tú, tu esencia y tu espíritu. Cuando eres
amor estás listo para amar. Y a esto se refiere Jesús cuando dice que Dios es
amor.
El
amor como estado del alma
Puedes amar a alguien profundamente,
puedes jurar amor eterno y estar seguro que lo que sientes es amor. Pero el amor prístino y puro es
un estado de paz, un estado del espíritu. Cuando lo alcanzas, la mirada
que tienes del mundo cambia ante tus ojos.
En una sociedad convulsionada, donde el
hedonismo y egocentrismo hacen
mella en nuestra humanidad, el amor es ese pilar que puede salvarnos de todo
egoísmo e ingratitud con nuestros hermanos.
“Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es
amor. El que
permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él”
Como
dicen las sagradas escrituras, si permanecemos en amor, Dios habitará dentro de
nosotros. Entonces miraremos el mundo con una
visión positiva, sin miedo a enfrentarnos a los obstáculos, sin recelos ni
individualismos. Con amor
en el corazón siempre avanzas y jamás retrocedes.
Amar sin atar
Un diálogo muy interesante del libro “Comer, rezar, amar”,
puede enseñarnos profundamente a reflexionar sobre el concepto de lo que la
sociedad actual llama amor.
-”Déjalo ir”.
-”Pero lo Amo”.
-”Pues Ámalo”.
-”Pero lo extraño”.
-”Pues
extráñalo. Cada vez que pienses en él, mándale amor y luz. Después,deja ir el
pensamiento. Tienes miedo de dejarlo ir porque
después estarás sola, pero esto es lo que tienes que entender: si despejaras
todo ese espacio que ocupas en tu mente por obsesionarte con él, tendrías una puerta
y…. ¿sabes qué haría el
universo al verla?, colarse. Se colaría y te llenaría del amor más
hermoso que jamás hayas podido conocer. Así que deja de estar usándolo a él para bloquear esa
puerta. Déjalo ir de una vez”
Este poderoso diálogo nos acerca a la definición más
exacta de lo que es el amor en una relación. Amar al otro no significa atar, ni extrañar ni
mucho menos rencor cuando ya no está.
Cuando
dejas ir el miedo Dios deja entrar al amor, y cuando el
amor colma tu corazón ya no hay lugar para la duda, la incertidumbre y el miedo
a estar sola. Simplemente
amas, te brindas, te regocijas ante el bienestar del otro, te hace feliz verlo
feliz. El amor se adueña de tu ser y te fundes en él.
En la teoría suena muy bonito, pero…¿cómo
lo llevo a la práctica?
El trabajo interno es muy profundo e implica mucha maduración
emocional y espiritual. Amar al otro sin ataduras y sin las limitaciones terrenales propias de
los seres humanos es algo que pocos pueden lograr.
Sin embargo, el amor como eje y forma de
vida debería ser un objetivo diario. Aunque suene utópico, aunque sea una meta demasiado soñadora. Quienes confiamos en el amor
como fuerza que mueve el mundo podemos volcarnos a intentar experimentar esa
sensación del amor llenando nuestra vida:
Ayudando sin esperar nada a cambio
Aceptando las ideas del otro sin enfadarse
Abrazando la idea de soltar algo que ya no funciona, sin rencores
Perdonando, tratando de empatizar con lo que le pasa al otro
Izando
la bandera de la paciencia, la comprensión y la fraternidad
Realizando
actos altruistas
Brindando
el ejemplo, siempre, con el amor como estandarte
Entendiendo
la frase “El amor todo lo soporta”
No hay que soportar todo por amor y que
el amor no es dejarse aplastar, o algo por el estilo.
Contrariamente a lo que piensan muchas
personas, la frase no
habla de soportar cosas desdeñables. Claro que no es válido dejarse hacer daño por un esposo
violento, o aceptar con la cabeza gacha las hirientes palabras de
agresión de un familiar o jefe malhumorado.
Que
“todo lo soporta” significa algo mucho más profundo. Esta frase representa la omisión ante la ofensa, y la falta de
venganza. Es decir, el
amor que todo lo soporta es el verdadero amor, el más puro, pues aunque
te ofendan, te maltraten y te hieran, no pagas con la misma moneda ni devuelves
el daño.
Y si quieres un ejemplo más claro, ¿qué
más representativo de esta frase que el vínculo de una madre con su hijo? El amor que sientes por él jamás
te haría pensar en venganza o rencores, aunque tu hijo te haya lastimado.
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