Él ha sido el promotor de la reducción en 25 por ciento del
uso del carro entre los parisinos y de que más gente se mueva en otros medios
de transporte como las velib (el sistema de bicicletas de la capital francesa),
el metro o el tranvía.
Entrevista
Hay quienes consideran que los ambientalistas son un freno
al desarrollo, porque se oponen a la construcción de vías, proyectos
hidroeléctricos, incluso a la urbanización. ¿Usted qué opina?
Está ligado al hecho
de que los ambientalistas muchas veces no es que se opongan a ese tipo de
desarrollo, sino que lo proponen de otra manera, porque el modo de desarrollo
actual puede que parezca eficaz desde el punto de vista económico, a corto
plazo, pero hoy por hoy
está destruyendo la calidad de vida para las generaciones futuras. Si agotamos todos los recursos
naturales, destruimos nuestros bosques, y dañamos el clima de forma
irreversible. Vamos a dejar a las nuevas
generaciones un mundo invivible desde el punto de vista medioambiental y
social. Y son los más pobres los que van
a sufrir primero las consecuencias de ello.
¿Por qué se da la relación medio ambiente y pobreza?
La posición de los
ecologistas hoy es que en las negociaciones internacionales sobre el problema
climático no vamos a encontrar una solución para el planeta, si no
tratamos al mismo tiempo el fenómeno de la pobreza. Los países ricos son los principales responsables del cambio climático,
y a ellos les compete hacer el mayor esfuerzo para reducir la contaminación. Tienen que ayudar a los países
del sur a adaptar su modo de desarrollo y prevenir las consecuencias del
cambio climático.
Pero esos países
promotores de la contaminación son los que, precisamente, no firman los pactos
para reducir emisiones...
Por eso, nosotros los
ecologistas estamos presionando para que nuestros gobiernos en Europa firmen
todos esos pactos.
¿Cree que el cambio climático es hoy el problema ambiental
más grave en el mundo?
El cambio climático y la pobreza.
Los dos, como he dicho, tienen que ser tratados conjuntamente.
Todo pareciera indicar
que no será así y que superar el problema del cambio climático va a demorar
años en tener solución.
Sí, va a tomar muchos años,
porque no queremos poner los dos temas sobre la mesa y todo está bloqueado. Por
eso se va a demorar.
Mientras tanto, ¿cómo lograr desarrollo económico sin
atentar contra el medio ambiente?
Aconsejando el uso
de tecnologías que respeten o concilien tres elementos: la protección del medio
ambiente, la justicia social y el desarrollo económico. También cuando hablamos del transporte
masivo, que es mejor para el medio ambiente que el automóvil y permite a
quienes no tienen medios para comprar un carro desplazarse, lo que crea más empleos
en el sector automotor. Cuando se renuevan edificios, de manera que en el
invierno estén más protegidos del frío y en el verano del calor, hay mucha
economía de energía y, por lo tanto, es bueno para el medio ambiente, baja las
facturas para los hogares y, a la vez, crea empleos que no se pierden para el
país.
En su libro 'Tout voiture, no future' dice que los días del
automóvil están contados, ¿por qué?
Porque el modelo del sector
automotor, tal como está hoy, no va a
perdurar por el agotamiento de
los recursos fósiles y el calentamiento global. Pero, en cambio, sí hay futuro para un carro ecológico, que consume entre 1 y 2 litros
por 100 kilómetros y que puede funcionar con energías renovables o a
partir de electricidad, el gas (el biometano) o el biocombustible,
particularmente, a partir de las algas, que también son energías renovables.
Podemos inventar para el mañana un carro ecológico.
En su concepto, las ciudades se hicieron para los carros y
no al revés. ¿Habría que repensar las ciudades, por los nuevos carros
ecológicos?
No es el caso, porque
los carros ecológicos ocupan menos espacio, son menos contaminantes y permiten
ganar todo ese espacio que ocupa el carro actualmente.
Usted, durante siete años, puso en marcha una política de transformación
del uso de transporte en París. ¿Cuáles fueron esos cambios?
El pilar principal de esa
política fue recuperar el espacio que ocupaban los carros para dárselo a otro
medio de transporte. Donde había, por ejemplo, una línea de tranvía, en
ese espacio circula tres veces más cantidad de gente que cuando había
vehículos. Y con las velib (el sistema de bicicletas en París), se
han multiplicado por tres los desplazamientos en cicla en la ciudad.
Abriendo corredores solo para bus, se ha logrado mayor regularidad para el
transporte en este medio. El resultado de esa política es que hay un 25
por ciento menos de circulación del automóvil, es decir, 450.000
desplazamientos menos en carro por día, y esos desplazamientos se
volcaron hacia la bicicleta y el transporte masivo.
¿Qué acciones se tomaron para disminuir el uso del carro?
Se desestimuló
proponiendo un transporte masivo regular, ya sea el tranvía o el bus. La gente calcula que si quiere llegar a
tiempo, lo consigue con el transporte colectivo, porque con los
embotellamientos y trancones, en un carro no se sabe si se va a llegar a la
hora.
¿Y usted qué medio de transporte emplea para movilizarse?
Me voy en metro, por su
fiabilidad y rapidez. Nunca tengo un retraso en las citas cuando uso el
metro. Además, aprovecho el tiempo de viaje para trabajar, leer la prensa, los
correos electrónicos, etc.
Usted es el promotor del plan de cambio climático en París.
¿Qué es lo más importante de ese proyecto y en qué se ha avanzado?
Lo más importante es la
reducción de los consumos, y los hemos bajado con la disminución del uso del
transporte en automóvil y el incremento del transporte masivo. Se va a
bajar el consumo de energía de la iluminación en París el 30 por ciento. Hay un
gran plan en marcha de renovación de todos los grandes inmuebles y edificios de
París para vivienda social o privada, porque el consumo de los edificios en
París es enorme: el equivalente a cuatro reactores nucleares. Queremos bajarlo
también un 30 por ciento.
¿Qué resultados ambientales esperan con ese proceso de
renovación?
El
objetivo es dividir por cuatro las emisiones de gas de efecto invernadero de
aquí al 2050, pero de esta fecha al 2020 esperamos una reducción del 25 por
ciento.
¿Cree que van a cumplir esa meta?
Si hay
un compromiso del Estado para ayudar también a las economías de energía,
lo vamos a lograr.
¿Está convencido de que eso va a suceder así?
Sí, claro. Ahora soy diputado y trabajo a nivel nacional
para que las leyes se voten en ese sentido.
¿Cuáles son los niveles de concentración de material
particulado (hollín) en el ambiente y qué están haciendo para reducirlos?
Los niveles de concentración son
dos veces más altos que los indicados por la Organización Mundial de la Salud
(OMS). Se debe a que Francia tiene el parque automotor con diésel más
importante del mundo que genera esa emisiones. Con los mayores usos de otros medios de transporte, como
la bicicleta y el metro, se ayuda a reducir ese PM10 (material particulado).
Usted estará en Bogotá, en la cumbre de cambio climático.
¿Qué le recomendaría a nuestra ciudad en materia ambiental y en movilidad?
El TransMilenio es un ejemplo
mundial. Soy un admirador de este sistema. Con ese transporte se dio una
señal a todas las ciudades del mundo, porque era mirar cómo ese sistema permite resolver el
transporte de miles de personas. Yo utilizo ese ejemplo, que me permite
decir que no necesariamente el sur tiene que copiar al norte. Nosotros también en el norte
podemos inspirarnos en lo que hacen los países del sur.
Mientras más transporte masivo haya, mejor para el pasajero.
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