Gran
parte de las investigaciones científicas sobre la resiliencia —nuestra
capacidad de recuperarnos de la adversidad— se ha enfocado en cómo desarrollar
esta en los niños. Sin embargo, ¿qué hay de los adultos?
Estas
son algunas de las formas en las que puedes cultivar la resiliencia en la
adultez:
•
Practica el optimismo. El optimismo es en parte heredado y en parte
aprendido. Así que, si
naciste en una familia de pesimistas, de cualquier forma puedes encontrar a tu optimista
interior.
Ser optimista no significa ignorar la realidad de una
situación difícil. Después de la pérdida de un empleo, por ejemplo, mucha gente
se siente derrotada y piensa: “Nunca me recuperaré de esto”. Un optimista
reconocerá el reto, pero con más esperanza, y dirá: “Esto será difícil, pero es
una oportunidad de replantearme mis objetivos de vida y conseguir un trabajo
que realmente me haga feliz”.
Júntate con personas optimistas.
•
Reescribe tu historia. Cuando Charney estaba recuperándose del balazo,
sabía que su vida había cambiado para siempre, pero reestructuró la situación,
enfocándose en la oportunidad que le presentaba ese duro golpe. “Una vez que eres víctima de un
trauma, eso se queda contigo”, dijo. “Pero yo sabía que podía ser un modelo.
Tengo a miles de estudiantes que observan mi recuperación. Esto me da la
oportunidad de usar lo que he aprendido”.
Ha sido demostrado en un estudio tras otro que podemos beneficiarnos de cambiar
el discurso personal que moldea nuestra forma de ver el mundo y a nosotros
mismos. En estudios sobre escritura expresiva, obtuvieron mejores
calificaciones los estudiantes universitarios a los que se les enseñó a
reformular sus conflictos como una oportunidad de crecimiento, y fue menos
probable que abandonaran sus estudios. Una investigación realizada en Harvard encontró que las personas que
consideraban el estrés como un combustible para un mejor desempeño obtenían
mejores resultados en sus exámenes y manejaban mejor el estrés –desde el
punto de vista fisiológico– que aquellos a quienes se les había enseñado a
ignorarlo.
“Se trata de aprender a reconocer la historia explicativa
que tiendes a usar para tu vida”, dijo Southwick. “Observa lo que te dices a ti
mismo y cuestiónalo. No es fácil. Requiere práctica”.
• No
te lo tomes personal. Tenemos la tendencia de culparnos por las
adversidades de la vida y rumiar acerca de lo que podríamos haber hecho
diferente. En su momento, una
situación difícil parece no tener fin. Para fortalecer tu resiliencia,
recuerda que incluso si cometiste un error, con toda seguridad hubo varios
factores que contribuyeron al problema; cambia tu enfoque hacia los próximos
pasos a seguir.
“Decirte
a ti mismo que una situación no es personal, que no lo abarca todo ni es
permanente, puede ser extremadamente útil”, dijo Grant. “Casi no hay fracasos que sean
completamente personales”.
•
Recuerda tus recuperaciones. En tiempos difíciles, a menudo recordamos
que otras personas —como los refugiados de guerras o un amigo con cáncer— la
han pasado peor. Aunque esto pueda ser cierto, obtendrás un mayor impulso resiliente si te recuerdas a
ti mismo los retos que tú ya has superado personalmente.
“Es más fácil identificarte con quien eras antes que con
alguien de otro país”, dijo Grant. “Recuerda y di: ‘Ya pasé por algo peor en el pasado. Esto no
es lo más horrible que he enfrentado o enfrentaré. Sé que puedo lidiar con
esto’”.
Sallie Krawcheck, antigua ejecutiva de Wall Street, dijo
que después de un despido bastante público, se recordó a sí misma lo afortunada
que era de tener una familia sana y un colchón financiero. Aunque nunca ha
estudiado la resiliencia, cree que algunos retos que enfrentó a temprana edad
—como el que la molestaran en la secundaria (“Fue brutal”, dijo) o pasar por un
divorcio doloroso— la ayudaron a recuperarse también en el ámbito profesional.
“Simplemente creo en los
resurgimientos”, dijo Krawcheck, quien recientemente fundó Ellevest, una
plataforma de inversión en línea para mujeres. “Considero estos reveses como parte de un viaje y no un
fracaso que pueda terminar con mi carrera. No había nada que pudieran
hacerme en Wall Street que fuera tan malo como la secundaria”.
•
Apoya a otros. Los estudios sobre resiliencia muestran que las personas son más resilientes
cuando cuentan con redes sólidas de apoyo de amigos y familiares que les
puedan ayudar a enfrentar las crisis. Sin embargo, puedes obtener un impulso
resiliente aún mayor cuando tú das el apoyo.
En un estudio sobre resiliencia psicológica realizado en
2017 entre veteranos del Ejército de Estados Unidos, quienes tenían niveles más altos de gratitud,
altruismo y sentido de propósito también presentaban mayores habilidades de
resiliencia.
“Cualquier
manera en la que puedas acercarte a otros y ayudarlos es una forma de salir de
ti mismo, lo que constituye una forma importante de aumentar tu propia fuerza”,
dijo Southwick. “Una parte
de la resiliencia es asumir la responsabilidad de tu vida y de crear una vida
que consideres significativa y con propósito. No tiene que ser una
misión elevada: puede ser tu familia. Mientras aquello en lo que participes tenga sentido para
ti, eso puede impulsarte a superar todo tipo de adversidades”.
“Mientras
aquello en lo que participes tenga sentido para ti, eso puede impulsarte a superar
todo tipo de adversidades”.
•
Descansa del estrés. Los tiempos de estrés manejable representan una
oportunidad de cultivar tu resiliencia. “Debes cambiar la manera en que piensas
el estrés”. “Debes invitar al estrés a tu vida. Un ser humano necesita estrés; el cuerpo y la mente
quieren estrés”.
La clave, dijo Groppel, es reconocer que nunca eliminarás
el estrés de tu vida. Por lo tanto, hay que crear oportunidades frecuentes para
que el cuerpo se recupere de este, al igual que harías para dejar descansar a
tus músculos entre repeticiones de levantamiento de pesas. Tomar una caminata a modo de
descanso, dedicarle cinco minutos a meditar o ir a almorzar con alguna amistad
son maneras de darles a tu cuerpo y a tu mente un descanso del estrés.
“El
estrés es el estímulo para el crecimiento, y la recuperación es cuando
el crecimiento ocurre”, dijo Groppel. “Así es como desarrollamos el músculo de
la resiliencia”.
•
Sal de tu zona de confort. La resiliencia no solo proviene de las
experiencias negativas. Puedes cultivar tu resiliencia poniéndote en
situaciones desafiantes. Groppel está planeando escalar el monte Kilimanjaro
con su hijo, por ejemplo. Así que toma unas vacaciones intrépidas o corre un
triatlón. Comparte tus
habilidades poéticas secretas con extraños en un evento de lectura de poesía.
“Hay algo biológico en ello”, dijo Charney. “Tus sistemas para regular la
hormona del estrés se harán menos reactivos al estrés para que puedas manejarlo
mejor. Vive tu vida de manera que adquieras las habilidades que te permitan
manejarlo”.
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