Un día Buda escuchó a un maestro que
enseñaba a una niña a tocar el sitar, un instrumento musical.
Dicho
maestro le dijo: Si la
cuerda está muy floja no suena, y se halla muy tensa, se rompe.
Y
agregó sonriente: La
cuerda debe estar en su justa tensión para que surja una linda melodía.
En ese
momento Buda comprendió claramente la valiosa enseñanza de El camino medio:
Tanto el ascetismo extremo como la vida
de placeres del palacio eran dos extremos.
La verdad se hallaba en la justa medida entre el placer exacerbado y el
ascetismo extremo.
Si lo
piensas bien verás cuántos
problemas has creado y sufrido por irte a los extremos que tensionan.
Si te amas buscarás el equilibrio, el camino medio ignorado por
los fanáticos, los ególatras y los soberbios.
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