A
todo triunfador lo mueve una fuerza bien poderosa:
El entusiasmo, estar endiosado, del griego "en Theos".
Entusiasmo
es la suma de confianza, pasión y de actitud positiva,
es un fuego interior que te empodera.
Por supuesto, no es innato y te pide
cultivar el optimismo y
darle cada día nutrientes a tu fe.
"No dejes apagar el entusiasmo, virtud tan valiosa
como necesaria; apasiónate, aspira tiene siempre hacia lo alto".
Rubén Darío.
El
entusiasmo se mantiene vivo cuando controlas tu mente
y la enfocas siempre en lo mejor.
Enséñate
a ver una oportunidad en cada dificultad y, en lugar de ver
problemas, ve aprendizajes.
Para mantener viva la llama del
entusiasmo necesitas estar con Dios y tener unas buenas relaciones.
También necesitas apoyarte en buenas lecturas, buenos ejemplos
y, sobre todo, en la magia del amor.
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