“Las personas felices lo son no
porque tengan más que los demás, sino porque su atención está puesta en lo
importante”, sentencia con contundencia la psicóloga Patricia Ramírez,
autora del libro Entrénate para la vida, quien define la felicidad como “un estado general de bienestar.
Ser
feliz no implica no sufrir, pero sí que la valoración que tú hagas a
pesar de esos baches sea positiva.
Tu atención tiene que estar puesta en lo que suma y te
produce bienestar:
Tú
marcas tus objetivos. A la hora de fijar tus propias metas es
fundamental que tengas en cuenta que debes “Establecer objetivos en función de
lo controlable, no de lo que depende de otros. Esto depende de tu capacidad,
actitud y de tus recursos personales”. Controlables, pero ambiciosos, porque
los objetivos ambiciosos no son contraproducentes, siempre y cuando “seamos
conscientes de que estamos preparados para alcanzarlos”. ¿El punto medio? Metas
ambiciosas que nos saquen de nuestra zona de confort, pero no excesivamente
exigentes como para generar frustración.
No
te embarques en demasiados frentes. Y es que “la sensación de tener
muchos frentes abiertos incrementa el nivel de ansiedad y frustración”.
"La clave está en saber cerrar carpetas, tanto las que están bajo nuestro
control como las que tratan problemas que no podemos manejar. Y hacerlo siempre
siguiendo esta máxima: Si puedo solucionar el problema, actúo. Si el problema
no depende de ti, “tienes que trabajar el pensamiento y dejar de malgastar
energía en algo que no está bajo tu control”.
No
te tortures. Si hay capítulos de tu vida que te atormentan porque algo
ha salido mal es fundamental no castigarse a uno mismo porque precisamente lo
que realmente nos atormenta es nuestra propia forma de juzgar esos episodios.
“Conseguimos pasar página cuando nos damos cuenta de que estamos escribiendo la
historia de nuestra vida y que ésta se conforma de capítulos, algunos felices,
algunos infelices, y que no siempre se consigue cerrar esos capítulos. La
solución es despegarnos de nuestros propios juicios”, sentencian los autores
del libro Los Cinco Acuerdos.
Audrey Hepburn decía: “Pienso en rosa. Creo que reírse es
la mejor manera de quemar calorías. Creo en los besos, en besar mucho. Creo en
ser fuerte cuando todo parece ir mal. Y creo que las chicas felices son las más
bellas".
Ponte
en duda. Pero no a ti, a tus conocimientos, porque “más del 80% de
nuestro conocimiento está basado en mentiras, y son estas mentiras las que
crean todas esas limitaciones en nuestra vida. Por lo tanto, es bueno ser
escéptico con uno mismo y poner en duda todo aquello que sabemos para así tomar
mejores decisiones”.
Busca
tus pequeños placeres. Los expertos son tajantes: “Las personas felices
aprecian detalles, esos ratitos del día a los que dan valor, los mismos ratos
que pasan inadvertidos para otras muchas personas”, afirma Patricia Ramírez.
Por eso, es fundamental buscarlos y valorarlos para incrementar el nivel de
bienestar y ayudar a que tu balance al final del día sea mucho más positivo. Un
café, el paseo de vuelta a casa tras el trabajo, ver una película antes de irte
a la cama… Continúa tú la lista y ¡sé feliz!
Brigitte Bardot “He tenido éxito en la vida. Ahora,
intento hacer de mi vida un éxito”, afirmaba la actriz.
No
eres perfecta. Pero ni tú, ni nadie. “La perfección no existe, solo la
tendencia a mejorar. Cada vez que vemos algo casi perfecto, tendemos a querer
hacerlo mejor. Pero tenemos que aprender a diferenciar el límite entre lo que
está realmente bien y lo que es perfecto. Además, la calidad que va desde lo
realmente bien a lo perfecto no suele ser perceptible por los demás. La mayoría
de las veces sólo tú eres capaz de darte cuenta”. Y va más allá para aliviar
ese aspiración a un nivel de perfeccionamiento que solo conseguirá mermar
nuestra autoestima. “La relación entre el tiempo que inviertes en hacerlo
perfecto en relación al resultado de haberlo dejado realmente bien no se
justifica. Te lleva a perder tiempo en algo que no es perceptible para la
mayoría y disminuye mucho tu nivel de productividad”.
Da
las gracias. Es otra de las claves de la felicidad: ser agradecidos.
“Las personas agradecidas son habitualmente personas benevolentes. Están
atentas a lo que les ofrece la vida y a las personas. El agradecimiento es una
forma de poner valor a todo aquello que disfrutas”, sentencia la psicóloga.
“Porque el ser agradecidos nos hace tan felices que nuestra respuesta inmediata
es ser generosos”.
¿Si
quieres, puedes? En ocasiones, frases tan obvias que tenemos asumidas
como reales pueden causarnos más de un inconveniente en la consecución de
nuestro mundano (y divino) objetivo: ser felices. Y es que no siempre que se
quiere, se puede. La diferencia está en saber de qué depende eso que deseas
hacer. “Si lo que quieres depende de tu talento y de tus recursos personales,
sí, porque en este caso la diferencia entre el que va por ello y el que baja
los brazos es solo de actitud. Sin embargo, si lo que quieres es un objetivo en
el que intervienen la suerte, el talento que no tienes o terceras personas,
esta afirmación puede resultar frustrante”.
Exprésate.
“Si no estás feliz, lo primero es expresarlo, pero lo segundo es actuar. No
vacíes la mochila solo con palabras, busca un cambio y actúa”, afirma Ramírez
en un intento de esbozar la fórmula perfecta de la felicidad. Y es que,
compartir problemas y emociones es una buena forma de lograr el bienestar,
porque te puedes sentir comprendida y porque puedes ampliar tu visión sobre
posibles soluciones. Eso sí, la psicóloga pone una premisa como máxima. “No
confundas expresar emociones con victimismo. Que digas cómo te sientes no
implica que busques excusas para salir del bache”.
Cuidado
con las críticas. “Para que no nos afecten es necesario ser escéptico y
escuchar. Siendo escéptico no tomamos las cosas personalmente y, por tanto, no
hacemos suposiciones”. “Debemos aportarles la credibilidad justa, ya que
cualquier opinión no es más que eso, una opinión, con la subjetividad
correspondiente”. Además, resulta fundamental analizar de quién proviene. “Si
la realiza alguien de confianza y de forma constructiva, es aconsejable
escucharla, incluso pedir más información sobre la misma. Si proviene de
alguien que quiere hacerte daño, ignora”.
Sé
fuerte. En muchas ocasiones los retos parecen ser tan grandes que nos
causa temor llevarlos a cabo y, por tanto, tratamos de evitarlos”. Sin embargo,
la clave para ser más feliz está en “tener el valor suficiente y la disciplina
para enfrentarlos, sin tener en cuenta el resultado que vamos a tener”.
“La verdadera felicidad es imposible sin la soledad .
Necesito soledad en mi vida como necesito comida, bebida y la risa de los
niños”, sentenció Sophia Loren cuando hablaba de la búsqueda del equilibrio
emocional.
Si
algo te hace infeliz… Debes tener en cuenta que no siempre todas las
cosas que te hacen infeliz pueden desaparecer de de tu vida. Si puedes
erradicarlas, hazlo. “Si se trata de algo de lo que podemos desprendernos
porque no lo necesitamos para nuestra vida, cuanto antes decidas no convivir
con ello, mejor”. Sin embargo, igual de importante es reconocer que hay cosas
que no nos hacen felices pero que forman parte de nuestras responsabilidades y
que no podemos eliminar. “No todo lo que uno hace durante el día produce
bienestar”, apunta.
La actriz Bette Davis afirmaba: "Nunca serás más
feliz de lo que esperas. Para cambiar tu felicidad, cambia tu
expectativa."
¡Organízate!
Saber priorizar en tu día a día es fundamental para ser feliz. Y la mejor forma
de ordenar tu escala de prioridades es, precisamente, teniendo claros tus
valores. “Los valores marcan tu modus vivendi, son las reglas y principios bajo
los que te ordenas. Cuando te los saltas te sientes terriblemente mal”. Por
eso, si eres una persona familiar, procura que todo lo que tiene que ver con tu
familia y tu pareja sea prioritario. “Te sentirás mucho mejor si atiendes a tus
necesidades personales y familiares. Mejorará tu humor y la forma en que te
enfrentarás al trabajo pendiente será creativa y sosegada”.
Sé
sincera contigo misma. Puede resultar algo obvio, pero es una premisa
fundamental para ser feliz. “Es muy importante tener confianza en uno mismo, ya
que de esta manera la decisión de cómo y cuándo comunicarmos se hace sin temor
y con sinceridad, siendo impecables con nuestra palabra”. Y precisamente esta
afirmación va estrechamente relacionada con la imagen que proyectamos. “Es lo
que deseamos que los demás vean”. “El requisito fundamental para dar una imagen
con la que nos sintamos cómodos es tener claro cómo quieres comportarte y cómo
quieres sentirte. Y ser coherente con tu escala de valores".
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