Siempre
puedes superar el desánimo, salir de la impotencia y enfrentar lo que ves como
desastroso.
Ninguna derrota es duradera si
vuelves a creer y afianzas tu esperanza cuando todo se conjura contra ti.
La
confianza y la paciencia despejan el horizonte;
ellas te dan coraje para dominar las dudas y el desaliento.
Piensa en los secuestrados o prisioneros que,
en su infortunio, pensaron en suicidarse y hoy están al lado de los que aman.
Piensa
en los enfermos que hoy caminan y disfrutan,
aunque hace años les pronosticaron una muerte próxima.
Si te abandonas en las manos del Padre y amas
lo que haces, puedes volver a sonreír cuando lo positivo estaba en suspenso.
Ten fortaleza y aguanta un poco más
porque llegarán días de claridad y lo pesado se hará liviano.
Confía porque la incertidumbre
te aleja de tus sueños.
Recuerda que la confianza y el amor hacen
milagros.
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