La
anorexia nerviosa, la bulimia y el síndrome del atracón son los tres trastornos
de la conducta alimentaria (TCA) más frecuentes en la actualidad. Un 6% de las
afectadas por anorexia nerviosa –la mayoría son mujeres– muere, y de ellas, en
torno a un tercio lo hace por suicidio. Un dato para reflexionar. La buena
noticia –si así se la pudiese llamar– es que de los tres trastornos de conducta
alimentaria más habituales, la anorexia, aunque el más conocido, es también el
menos frecuente.
Si seguimos con las estadísticas, este trastorno afecta a
un 0,4% aproximadamente de la población general. La bulimia nerviosa afectaría
sin embargo a un 1,7% de la población y el trastorno por atracón, a un 3%.
"Y la diferencia entre unos y otros son importantes".
Para ilustrar esta guía, lo hacemos de la forma más
inspiradora posible: con los máximos iconos de la belleza de los 50's y 60's.
Mujeres orgullosas de sus formas y representantes del estereotipo más
curvilíneo que ha existido desde entonces y que nos impulsan a entender la
belleza desde una perspectiva sana y sexy. Ya se sabe: mens sana in corpore sano.
Cuando se trata de anorexia nerviosa estamos ante
personas que lo que hacen es restringir, evitar por todos los medios que entren
calorías en su cuerpo. "Les
aterra engordar. Para que nos hagamos una idea de lo que sufren,
pensemos en el miedo que sentiríamos si nos atacase por ejemplo un tiburón. Así
de potente y de 'físico' es el miedo que ellas sienten cuando se enfrentan a un
plato de comida que ven que tiene calorías y puede engordarles. Es espanto al
ver la comida".
La
anoréxica posee una personalidad basicamente obsesiva. Son personas
perfeccionistas y les gusta tenerlo todo bajo control absoluto. "En
la psicología de estas personas predomina el sentimiento de control. (...) Esa
capacidad de vigilar cada caloría y de bajar peso les produce un 'subidón'
enorme que contribuye a perpetuar esa conducta, hasta convertirse en un trastorno casi delirante porque,
aun estando muy desnutridas, cuando se miran al espejo se ven gordas",.
En las primeras fases, las anoréxicas no solo no
reconocen el problema, sino que les irrita muchísimo que sus madres,
especialmente, o familiares les hagan comentarios. Para adelgazar utilizan una
serie de conductas denominadas purgativas o de compensación, tales como estar
24 horas sin comer, provocarse vómitos esporádicos y utilizar laxantes o
diuréticos. Si consideran que han ingerido algo más de la cuenta se lanzan a
hacer ejercicio de forma extrema.
En el caso de la bulimia nerviosa, la situación es muy
distinta. "Nos
encontramos con una personalidad de gran ansiedad. No tan restrictiva,
sino impulsiva, que no piensa las cosas dos veces y canaliza su angustia
comiendo de forma desmesurada. Eso le proporciona cierto alivio.
Pero
luego se siente horriblemente culpable y decide compensarlo vomitando. Después
de vomitar también se siente fatal, con lo cual entra en un círculo vicioso del
que no sale".
En tercer lugar está el trastorno por atracón,
consistente en que ante una situación de gran ansiedad la persona decide
aliviarlo con la comida, pero lo hace de una forma desordenada. Es decir,
utiliza la alimentación como automedicación. Pero, ¿es un atracón llegar por la
noche y comer mucho? "No exactamente. Un atracón, para considerarlo
patológico, tiene que ser desordenado y verdaderamente aberrante".
A
diferencia de las anoréxicas, las personas bulímicas y con trastorno por
atracón habitualmente piden ayuda. Bien porque ganan peso o porque ven
que eso no es normal, aunque lo más habitual es que acudan por una consulta
relacionada con ansiedad y depresión.
"Lo que sí se está produciendo en los últimos años
son algunos cambios en los Trastornos de Conducta Alimentaria. Aunque es falso
que la anorexia esté aumentando, sí vemos que aumenta su cronificación. (...) En esta Unidad vemos cada vez
más pacientes crónicas y mayores". Por el contrario, los trastornos
por atracón y las formas bulímicas sí están aumentando. (...) Hay mucha
migración diagnóstica, lo que significa que una paciente que empezó siendo
anoréxica de jovencita, hoy se ha convertido en bulímica".
Otra
cosa importante ahora, y que hace 20 años no se veía, es que estos trastornos
se acompañan de adicción a drogas con una frecuencia en torno a un 30%.
"Algunas anoréxicas, aunque sea paradójico, la sustancia que más consumen
es el cannabis. ¡Con el hambre que da! Es otra forma de calmar su ansiedad. El
cannabis es lo que más toman todas; luego, el alcohol; y, en tercer lugar, la
cocaína, sobre todo las bulímicas. (...) Se ha constatado que pacientes con un trastorno de
conducta alimentaria impulsiva asociada a drogas, tienen también otros
trastornos como compra compulsiva –el más habitual– o incluso algún caso de
tricotilomanía –arrancarse el cabello–".
Pero, ¿dónde están las causas? "Aunque siempre se ha
dado un valor extremo a la
presión social que asocia delgadez a éxito, hoy sabemos que existe una base biológica
muy clara situada en la corteza orbitofrontal, la zona del cerebro donde
se ubican también las alteraciones relacionadas con las adicciones. La
impulsividad está centrada en esa misma zona. Pero como casi todo en medicina,
la raíz del problema reside probablemente en una interacción entre lo ambiental
y lo genético.
Lo
que está claro es que en el siglo XXI, los TCA se están haciendo crónicos,
con un aumento de las formas impulsivas. "Además, creo que en el futuro no
serán considerados como una enfermedad tan separada de otros trastornos
mentales de la impulsividad y la voluntad. Hay suficientes datos en común, por
ejemplo, entre un cocainómano y un bulímico para pensar que hay más relación de lo que creemos".
La familia, el colegio y los medios de comunicación
pueden fomentar la anorexia. Es frecuente la figura de la madre anorexígena que
pone a sus hijos a dieta a los 10 años. A nivel escolar, las niñas más gorditas suelen ser el
blanco de comentarios despectivos. Además, desde el entorno social
resulta nocivo identificar el éxito en la vida con la delgadez y una forma del cuerpo.
"Evitar disputas por la comida, enseñar a comer sano.
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