Amado
hermano en el Señor: Tú naciste libre.
Tu
espíritu todopoderoso está libre, aunque tu cuerpo físico aparentemente no lo
esté.
Él, que es tu Presencia Divina, está dentro de ti, te acompaña siempre, y si estás
realmente arrepentido y corregido del pecado que te llevó a esa situación,
yo invoco a esa presencia espiritual en ti y te pido que te saque en libertad,
esa libertad que a todo ser viviente le corresponde por derecho de conciencia.
''Yo soy'' la puerta abierta que ningún ser humano me
puede cerrar y esa puerta que te lleva hacia la paz, hacia el amor a Dios y a
tu prójimo, hacia el bien y hacia tu felicidad, se te va a abrir ancha y
franca, ahora y para
siempre. Amén.
Aquí se nombrará a la persona por la cual se dedica esta
oración. Para mayor eficacia, fuese conveniente, que ella la rezara también. Tres veces al día: mañana, tarde
y noche, a ser posible.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios