300 años antes de Cristo los filósofos estoicos ya tenían
claro que la virtud era el sendero hacia la felicidad.
Incluso habían comprobado que una persona honesta y amorosa
podía ser feliz estando enferma o con carencias.
Los estoicos descubrieron que toda emoción dependía de alguna
creencia que la condicionaba.
En otras palabras, que el sufrimiento no dependía de la
realidad, sino de las creencias mentales, de la no aceptación.
Una enfermedad, para ellos no era mala,
pero el que así la veía sufría debido a su resistencia o su rabia.
Es
bueno recordar a estos pioneros del pensamiento y también de la conducta humana.
El Estoicismo ejerció un gran influjo
en la antigüedad y uno de sus mejores exponentes fue el emperador Marco Aurelio
(121-180 d.C.).
Su visión de la vida sigue vigente y tú eres sabio si eres virtuoso,
si eres amoroso y asumes todo serenamente.
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