Una
ostra que no ha sido herida no puede producir perlas.
Las
perlas son producto del dolor, el resultado de la entrada de una sustancia
extraña e indeseable al interior de la ostra, como un parásito o un grano de
arena.
En la parte interna de la ostra se encuentra una
sustancia lustrosa llamada nácar.
Cuando un grano de arena penetra en la ostra, las células
de nácar comienzan a trabajar y cubren el grano de arena con capas y capas y
más capas de nácar para proteger el cuerpo indefenso de la ostra.
Como
resultado, se va formando una hermosa perla. Una ostra que no haya sido herida
de algún modo, no puede producir perlas. Porque la perla es una herida
cicatrizada.
¿Te has sentido lastimado por palabras hirientes?
¿Has sido acusado de haber dicho cosas que nunca dijiste?
¿Tus ideas fueron rechazadas o mal interpretadas?
¿O quizás fueron tomadas por alguien para presentarlas
como propias?
¿Has sufrido golpes de los que adquieren ideas
preconcebidas indebidamente?
¿Has sido objeto de la indiferencia?
Entonces.
¡Produce una perla!
Cubre
cada una de tus heridas con varias capas de amor.
Muchas personas sólo aprenden a cultivar resentimientos,
dejando sus heridas abiertas, alimentándose con sentimientos pobres, los cuales
impiden que las lesiones cicatricen.
En
la vida real vemos muchas “ostras vacias” no porque no hayan sido heridas, sino
porque no han sabido perdonar, comprender y transformar el dolor en amor.
Vale
la pena enfrentar las heridas. No seas vencido por los aspectos negativos,
vence siempre con el bien.
“Nada
sobre esta tierra puede detener al hombre que posee la correcta actitud mental
para lograr su meta. Nada sobre esta tierra puede ayudar al hombre con
la incorrecta actitud mental.”. Thomas Jefferson
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