Hace siglos un rey anunció: Cualquier joven inteligente,
correcto y que ame de verdad podrá sucederme ya que no tengo hijos.
En una aldea lejana, un joven se dijo: Yo puedo, pero soy muy pobre.
Entonces trabajó duro, compró ropas finas, joyas y emprendió el viaje.
Cerca ya del reino vio dos mendigos, se conmovió, les habló con amor y les dijo:
Les compraré unas herramientas para que trabajen, les dio ropas nuevas y algo de comida.
Después vio a una mujer con un niño y gritaba: Mi hijo tiene hambre.
Les dio alimento y le dio dulces para que los vendiera sin mendigar.
Llegó al palacio y, qué sorpresa cuando vio al rey y a su consejero: ¡Oh, ustedes eran los mendigos!
Entonces entró una criada con agua para
saciar su sed.
Sorprendido exclamó: ¡Usted es la mamá del niño pobre!
Sí,
asintió el rey, así es, pasaste la prueba porque ayudas con inteligencia.
Quédate conmigo y aprenderás a gobernar.
En una aldea lejana, un joven se dijo: Yo puedo, pero soy muy pobre.
Entonces trabajó duro, compró ropas finas, joyas y emprendió el viaje.
Cerca ya del reino vio dos mendigos, se conmovió, les habló con amor y les dijo:
Les compraré unas herramientas para que trabajen, les dio ropas nuevas y algo de comida.
Después vio a una mujer con un niño y gritaba: Mi hijo tiene hambre.
Les dio alimento y le dio dulces para que los vendiera sin mendigar.
Llegó al palacio y, qué sorpresa cuando vio al rey y a su consejero: ¡Oh, ustedes eran los mendigos!
Quédate conmigo y aprenderás a gobernar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios