Alégrate mucho y salta jubiloso si entiendes que la vida no es
un juego de ajedrez en blanco y negro, de malos y buenos.
Regocíjate si ya no ves a nadie como un ser "malo",
sino como un espíritu en la inconciencia.
Es un hijo del Padre que, al
"fallar", sin darse cuenta te permite practicar perdón, paciencia o ser firme y no aceptar abusos.
Los
"actos malos" son necesarios ya que así es como
aprendes y elevas tu nivel
de conciencia y amor.
Son como las vallas que supera el atleta en la pista, como
el fuego que da temple al metal.
Aunque
te cueste aceptarlo, tú en otra vida fuiste "malo"
e hiciste locuras, pero no lo recuerdas.
Todos
los espíritus inician en cero amor y cero conciencia y van avanzando en vidas
sucesivas.
Unos
más rápido y otros más lento porque son libres,
pero todos llegarán a la
máxima conciencia y al amor total.
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