En
algún momento alguien nos ha rayado el corazón y quizás hemos alimentado odio,
rencor o venganza.
Si
alguien te ha hecho mucho daño, lo normal es que cueste cielo y tierra perdonar de corazón.
Si
apelas a la comprensión y la compasión, sanas las heridas emocionales y alejas el sufrimiento.
Al perdonar, dejas de pensar en el perpetrador y no ves el mundo como
un lugar hostil, peligroso o injusto.
La
compasión no ve a los seres como buenos y malos, y mira a
quien falla como un ser en inconsciencia y desamor.
Es
que el mundo no es negro y blanco y nadie es químicamente
puro ni químicamente malo.
En
el óleo de la vida hay muchos matices, hay grises y no
todo es del todo oscuro ni luminoso o claro.
Mira
en internet este video: “El asesino de Río verde”, y sé
consciente de la paz de quien perdona y la rabia de quien odia.
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