Los
discípulos se sentaron cerca de un río a escuchar a su sabio Maestro y éste les
dijo: Mirad como fluye el agua hacia la mar, no pelea con las rocas,
sencillamente las evade o las supera.
Tampoco se devuelve porque la vida siempre es hacia delante, nunca hacia un ayer que no existe.
Es resistente en su ductilidad, en su
adaptabilidad al cauce que ella misma va creando con paciencia.
Sé
elástico como el agua y abierto a un cambio
puesto que todo cambia y
todo se transforma.
Todo
lo que haces es pasajero y si te enfocas en el instante siempre tendrás una paz
perfecta.
La
sabiduría está en no mirar al pasado ni temer al futuro;
está en vivir solo el
ahora con amor.
Todo
está bien cuando vives con plenitud el instante
y te adaptas a todo como lo hace el agua.
Tampoco se devuelve porque la vida siempre es hacia delante, nunca hacia un ayer que no existe.
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