¿Y
si damos prioridad a amar y servir a aquellos que se encuentran a
nuestro alrededor (la señora que nos ayuda en los oficios de la casa, el
peluquero, la manicurista, el vecino/a) que vemos en apuros?
¿Y
si aceptamos que sentimos miedo y lo observamos con coraje para que no
nos abrume?
¿Y
si compramos solamente lo estrictamente necesario?
¿Y
si evaluamos antes de acceder a ofertas, si realmente necesitamos eso
que nos resulta tan atractivo?
¿Y
si damos prelación a comprar productos locales?
¿Y
si hacemos trueque con las cosas que ya no necesitamos o no usamos?
¿Y si empezamos una pandemia de solidaridad y apoyamos a aquellos que no han
podido continuar con sus actividades (artistas, instructores de
deportivos, pequeños negociantes, etc.)
¿Y
si promovemos la confianza teniendo actos de amor, aun sin saber, sin
tener la certeza de que nos están diciendo la verdad?
¿Y
si expresamos el amor desde la mirada, dado que la sonrisa está
escondida y la palabra se hace lejana?
¿Y
si utilizamos la tecnología para acompañar a quienes se encuentran solos/as
y sienten el peso de su soledad?
¿Y
si hacemos videollamadas para hacer ejercicio, cantar una canción, bailar
y alegrar el día de alguna persona?
¿Y
si cada día tenemos un acto de amor con otro ser humano?
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