La
mayoría de nosotros hemos aprendido que todo lo que sentimos con respecto al
sexo en el matrimonio no es aceptable y, en consecuencia, desconfiamos,
reprimimos o negamos los impulsos o las experiencias sexuales.
Debido a esta errónea interpretación o al desconocimiento
de la energía sexual y afectiva, muchas veces el ser humano experimenta el
cuerpo, sus
manifestaciones eróticas o emocionales como reales enemigos de la relación
matrimonial.
La
razón de esta enemistad es que nos hemos ido identificando progresivamente con
la mente y sus condicionamientos. Sin dudas, es la mente la que juzga los
impulsos vitales, los sentimientos y hasta los mismos pensamientos que ésta
crea.
Este juicio mental es el centro, la causa y el motivo de
la mayoría de los conflictos en las relaciones humanas y del sufrimiento. Este modo de operar de la mente ha creado bloqueos, problemas,
enfermedades y falsas interpretaciones sobre la energía sexual y el amor en el
matrimonio.
No es la función de la mente manejar o juzgar la energía
creadora o sexual.
La mente tiene como función, discriminar, ordenar,
mezclar, diseñar, crear, ocultar, guardar y almacenar la información que
utilizamos en la vida diaria.
La mente es una herramienta como puede ser por ejemplo,
la computadora. Nosotros somos quienes controlamos, manejamos y ordenamos a la
misma.
Por lo tanto, es éste un instrumento no es el Ser que la
maneja.
El Ser que la opera tiene una estatura mucho mayor que la
mente, emociones y que el cuerpo. El Ser es en esencia infinito y
eterno.
La confusión de utilizar la energía mental como respuesta
a los temas cotidianos nos ha llevado a pensar que nosotros somos la máquina.
La
maquina es nuestro servidor y nosotros somos los amos.
Históricamente, otra de las causas que llevaron a la
sexualidad a interpretarse como algo prohibido o vergonzoso en el matrimonio es
que el ser humano ha apartado la energía sexual del proceso interior y
espiritual. Creando el concepto
mental erróneo que el sexo es exclusivamente físico. Por lo tanto, para esta
forma de razonamiento mental, el cuerpo es el único elemento que provee o
genera la satisfacción sexual.
El sexo en el matrimonio no es sólo un acto en el cual
los cuerpos se encuentran con mayor o menor entrega y satisfacción.
El
sexo en el matrimonio es el punto de partida de la energía creadora de la vida
que Dios nos ha dado.
La percepción de nuestra propia sexualidad, ya sea
sumamente plena, normal o poco explorada, es el fiel reflejo de cómo vivimos
nuestra vida.
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