Eres
libre para desperdiciar tus energías en la culpa y el odio, o para perdonar y
perdonarte.
Eres
libre para aferrarte al miedo y perder el rumbo, o para aferrarte al amor y
avanzar en la luz.
Puedes sentarte a llorar y a criticarlo
todo, y también puedes
apreciar todo lo bueno y aportar.
La vida también ha sido dura para los que han dejado una
buena huella, solo que ellos eligieron tener fe y actuar con amor.
Desde un lóbrego y sucio pesebre hasta
una doliente cruz Jesús
eligió dar amor e irradiar luz.
Su vida no fue fácil y tampoco lo es la
tuya, pero eres libre para
sembrar o arrancar, renegar o aceptar.
Simplemente
toma lo mejor de la vida, atrae con tu mente lo bueno y aprende a dar sin esperar
recibir.
Ámate mucho y entonces el amor fluirá
de ti hacia todos como brota el agua pura de una manantial.
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