Afirmar
y orar son dos alas que te remontan a las alturas y te
alejan de todo lo que te frena o te hace daño.
Todo
se ilumina si decides hoy mismo cultivar de un modo
constante la afirmación y
la oración.
Todos los seres exitosos pueden hablarte del
tremendo poder que encierran las afirmaciones.
Y
lo único que necesitas es crear el hábito de repetirte sin cesar: Valgo mucho,
me amo, puedo, soy capaz, elijo ser feliz.
También puedes decirte una y otra vez: Soy un ser de amor, soy paz, soy
luz, confío, me valoro.
Al mismo tiempo que afirmas saca espacios del día para orar
con breves plegarias como éstas:
Señor,
en ti confío; Dios mío, eres mi amigo; Padre, te amo y me amas; Señor, eres mi
descanso; Dios míos, eres mi paz.
Jesús,
eres mi Buen Pastor; Oh Dios, eres mi salvador y mi baluarte; conmigo están mi
ángel guardián y mi ángel guía.
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