Alberto Linero reflexiona sobre el caso de Daniela
Álvarez, la joven modelo a la que le amputaron una pierna. Un ejemplo para
todos dice.
Entre gritos de
alegría fue elegida Señorita Colombia el 14 noviembre del 2011 en la heroica,
en la ciudad de Cartagena. El
19 diciembre de 2012 participó en la velada número 60 de Miss Universo.
Estudió comunicación social en la Universidad del Norte y también tiene una
maestría en relaciones internacionales en la Universidad Javeriana. El año pasado la vimos presentar
el Desafío 2019, que se llamó Súper Regiones del Canal Caracol.
Sí, me estoy refiriendo a Daniela Margarita Álvarez
Vásquez, la inteligente valiente y bella mujer que por esos días nos ha dado un
gran testimonio de fortaleza en un corto vídeo nos contó que, después de más de
cinco cirugías, de superar la extracción de un tumor, una isquemia en sus miembros inferiores y,
ante la complicación de su pierna izquierda, había decidido con los médicos
asumir una operación de amputación de su pie izquierdo.
Ella nos mostró las fotos del resultado de la cirugía.
Nos dejó una frase de Frida Kahlo: “pies, ¿para qué los quiero? si tengo alas
para volar.
No hay duda de
que sus palabras expresan mucha paz, mucha aceptación y mucha fortaleza ante su
pérdida y, la verdad, nos envió un mensaje a todos, a todos los que a diario
nos ahogamos en medio vaso de agua por las situaciones difíciles que vivimos.
El Mono y
Sandra, sus padres, han recibido de la propia Damniella mucha fuerza para
enfrentar esta situación y todos nos hemos sentido inspirados a no dejarnos
achicopalar por ninguna de las situaciones duras que experimentamos.
A mí me quedan
lecciones de vida muy concretas en el testimonio de Daniela.
- Uno,
es necesario cuidarnos, amarnos y estar muy atentos a nuestra salud.
- Dos,
tenemos que aprender a aceptar la realidad tal cual es, así sea muy dura y nos
haga sufrir.
- Tres,
no podemos perder el optimismo, la alegría para entonces ser fuertes en esas
situaciones complejas y vencerlas.
- Cuatro,
la importancia en el caso de Daniela, de su experiencia espiritual que le sirve
como fuente de ánimo y de sentido, pero, sobre todo, la lección más grande que
me queda es que no podemos darnos por vencidos nunca que siempre tenemos que
dar la batalla y seguir adelante.
Agradecemos su testimonio de vida y
seguimos enviando nuestra fuerza y nuestra oración para que pronto esté
bailando champeta, como bien lo sabe hacer. La vida la vivimos felices cuando
la vivimos sin miedo a las dificultades.
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