EL PROBLEMA Su hijo adolescente
se queja de que usted es muy estricto. Pero su instinto de padre le dice lo
contrario. “Si le aflojo las riendas —piensa—, enseguida se meterá en líos.”
Está
bien que establezca reglas razonables para su hijo; pero, antes que nada, debe
entender por qué a él le molestan tanto.
LAS CAUSAS
Mito: Todo adolescente se rebela contra las reglas; es
parte inevitable de la adolescencia.
Realidad: Cuando los padres fijan normas razonables y las
comentan con su hijo, es menos probable que este se rebele.
Es cierto que existen múltiples factores que pueden hacer
que un muchacho se rebele, y los padres pueden contribuir a ello sin darse
cuenta si imponen reglas inflexibles o que no van con la edad.
Veamos algunos ejemplos. Reglas inflexibles. Cuando los padres actúan de
forma autoritaria y se cierran a cualquier posibilidad de diálogo, las reglas
dejan de ser un cinturón de seguridad que protege al joven y se convierten en
una camisa de fuerza que lo asfixia.
Lo único que se consigue es que el hijo termine haciendo
a escondidas justo lo que le han prohibido. Reglas que no van con la edad. Puede que a un niño
le baste con un “¡Porque lo digo yo y punto!”.
Pero un adolescente necesita más: necesita razones. Al
fin y al cabo, es probable que en un futuro cercano viva por su cuenta y tenga
que tomar decisiones importantes. Por eso es mucho mejor que aprenda a razonar
y a tomar buenas decisiones ahora, cuando todavía está bajo el cuidado de sus
padres. ¿Y si parece que a su hijo le irritan todas las normas que le pone?
LO QUE PUEDE HACER
Primero debe comprender que los muchachos necesitan —y en
el fondo desean— que les fijen límites.
Por
lo tanto, establezca reglas y asegúrese de que su hijo las entiende. “Cuando
los adolescentes tienen límites definidos y saben que sus padres los están
supervisando, hay menos probabilidades de que se metan en problemas”.
En cambio, los padres que dejan a sus hijos a rienda
suelta les dan la impresión de que no se interesan por ellos. Y esa es la
fórmula perfecta para que se rebelen. Ahora bien, hay que ser equilibrado. Deje que su hijo
exprese lo que piensa sobre las reglas familiares. Si le pide, por ejemplo, que
lo deje llegar más tarde, escúchelo mientras expone sus razones.
El
adolescente que se siente escuchado está más dispuesto a respetar las
decisiones de sus padres —sea que esté de acuerdo o no— y a obedecerlos. Sin
embargo, antes de tomar una decisión, recuerde: aunque los adolescentes tienden
a pedir más libertad de la que deben, los padres tienden a dar menos de la que
pueden. Así que, analice
bien las peticiones de su hijo. ¿Ha mostrado ser un muchacho responsable?
¿Justifican las circunstancias que le conceda lo que pide? Esté dispuesto a
ceder según el caso.
Además de tomar en consideración los sentimientos de su
hijo, exprésele sus preocupaciones. De este modo, le enseñará a no buscar solo
su propia conveniencia, sino a pensar también en los demás.
Por último, tome una decisión y explíquele el porqué. Aun
si no queda muy contento, lo más seguro es que agradezca tener padres que lo
escuchan. Recuerde que su
hijo adolescente está en camino de ser adulto. Y algo que le ayudará a
convertirse en un adulto responsable es que usted establezca normas razonables
y las comente con él.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios