Ser
madre en estos días es un reto. Maneje las circunstancias para dar la mejor
crianza a sus hijos.
Lo
que hay que tener en cuenta
Madres
informadas
Las madres de hoy poseen mucha información y conocimiento
sobre el desarrollo infantil y juvenil, porque cuentan con fuentes de ayuda que
antes no tenían. Tienen un afán por buscar respuestas y soluciones para
enfrentar exitosamente su gran desafío de ser mamás.
Relaciones
más cercanas
La relación madre-hijo se caracteriza por una
comunicación más abierta y estrecha. Son más afectuosas y usan un lenguaje
amoroso y cálido. Recurren a la negociación basada en el respeto por las
expectativas y características de los niños, para inculcar hábitos y comportamientos.
Mayor
dedicación
Las madres, con sus múltiples ocupaciones, se
esfuerzan por aprovechar bien el tiempo y buscan muchas alternativas para
invertirlo de manera óptima en sus hijos. Quieren gozarse la crianza, disfrutar
y compartir con ellos buenos momentos.
Querer
hacerlo bien
Son conscientes de la importancia de su rol en
términos de establecer un vínculo estrecho. Se preocupan por el bienestar
emocional, académico y físico de sus hijos. También de que sean felices,
equilibrados, exitosos y personas con valores. Motivan y apoyan a sus hijos.
Evite
llegar a estos extremos
Desconfían
de sus capacidades
Por tanta información, se cuestionan
constantemente y sienten inseguridad sobre la manera como están educando a sus
hijos. Con frecuencia, en la práctica, los buenos deseos de hacer lo mejor para
sus hijos se traducen en duda acerca de lo que deben hacer frente a cada
situación.
Se
pierde autoridad en la amistad
Una relación tan cercana tiene el riesgo de
debilitar la autoridad. No quieren que las relaciones con sus hijos se vulneren
y, en ese proceso, le dan prioridad a ser amigos más que hacerse cargo como
padres que deben dar guía y orientación.
El
tiempo no alcanza
Algunas sienten que el tiempo no alcanza para
cumplir la doble labor dentro y fuera de casa; y el reducido momento que
comparten con sus hijos lo usan más para regañar que para afianzar la relación.
Comprenden que educar es un proceso que toma tiempo, del que ellas muchas veces
no disponen.
Ansiedad
por la perfección
La intención suele convertirse en un anhelo
por ser madres perfectas y no siempre todo sale como esperan. A pesar del
esfuerzo, los niños parecen tener dificultades de comportamiento en el colegio
y en su relación con otros. Las mamás se llenan de culpas, y sienten miedo.
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