No es todo lo que aprendiste, ni los cursos o
seminarios que hiciste...
No son los viajes, ni los gastos que efectuaste en tu carrera para conectarte con tal o cual sitio sagrado...
No son las iniciaciones de las diferentes escuelas de la Tierra, las cuales no tienen nada que ver con las verdaderas iniciaciones...
No es tu intelecto, tal vez, cargado de libros...
No son los títulos, ni el lugar importante o no, que ocupes en tu trabajo...
No son los estudios de las diferentes ramas de la espiritualidad, ni la cantidad de información espiritual que recaudes...
No es la posición económica, importante o no, que hayas logrado...
Es mucho mas simple, lo que te convierte en un Ser de Luz entre los hombres...
Es el sentido de las proporciones...
Es el actuar desde tu lugar, con la mayor Ética y Respeto por todos y cada uno de los otros hijos de Dios...
Es el poner en práctica lo que aprendiste, porque saber y conocer llevan consigo mas responsabilidad que quien no sabe y no conoce...
Conocimiento y puesta en práctica del mismo —es lo que llamamos comprensión— son las columnas del Altar de la Sabiduría.
Esto es Amor, Dios es Amor...
¡Y el Amor es toda la Ley! Lo contrario es simplemente... apoyar libros en una estantería hueca para contenerlos aunque la llamemos intelecto...
Nada, absolutamente nada, nos justifica con nosotros mismos, con nuestro Ángel Solar, quien está al lado de su personalidad en todos y cada uno de sus pasos en el mundo de los hombres...
No importa cual sea tu actividad, ni cuanto conozcas... Solo pregúntate si actúas de acuerdo a las mínimas reglas de la Ética y el Respeto, dentro de tu profesión, de tu vida diaria; y sabrás si usas la magia blanca o la negra.
Recuerda que solo vas a recibir, lo que des y multiplicado; que
tienes dos manos, y en cada una de ellas distintas semillas para sembrar.
La siembra es libre, la cosecha obligatoria.
¡Que la Luz del Cristo ilumine tu mente!
No son los viajes, ni los gastos que efectuaste en tu carrera para conectarte con tal o cual sitio sagrado...
No son las iniciaciones de las diferentes escuelas de la Tierra, las cuales no tienen nada que ver con las verdaderas iniciaciones...
No es tu intelecto, tal vez, cargado de libros...
No son los títulos, ni el lugar importante o no, que ocupes en tu trabajo...
No son los estudios de las diferentes ramas de la espiritualidad, ni la cantidad de información espiritual que recaudes...
No es la posición económica, importante o no, que hayas logrado...
Es mucho mas simple, lo que te convierte en un Ser de Luz entre los hombres...
Es el sentido de las proporciones...
Es el actuar desde tu lugar, con la mayor Ética y Respeto por todos y cada uno de los otros hijos de Dios...
Es el poner en práctica lo que aprendiste, porque saber y conocer llevan consigo mas responsabilidad que quien no sabe y no conoce...
Conocimiento y puesta en práctica del mismo —es lo que llamamos comprensión— son las columnas del Altar de la Sabiduría.
Esto es Amor, Dios es Amor...
¡Y el Amor es toda la Ley! Lo contrario es simplemente... apoyar libros en una estantería hueca para contenerlos aunque la llamemos intelecto...
Nada, absolutamente nada, nos justifica con nosotros mismos, con nuestro Ángel Solar, quien está al lado de su personalidad en todos y cada uno de sus pasos en el mundo de los hombres...
No importa cual sea tu actividad, ni cuanto conozcas... Solo pregúntate si actúas de acuerdo a las mínimas reglas de la Ética y el Respeto, dentro de tu profesión, de tu vida diaria; y sabrás si usas la magia blanca o la negra.
¡Que la Luz del Cristo ilumine tu mente!
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