“Había una vez un hombre que calumnió
grandemente a un amigo suyo, todo por la envidia que le tuvo al ver el éxito
que este había alcanzado.
Tiempo después se arrepintió de la
ruina que trajo con sus calumnias a ese amigo, y visitó a un hombre muy sabio a quien le dijo: Quiero arreglar todo el mal que
hice a mi amigo.
¿Cómo
puedo hacerlo?,
a lo que el hombre respondió: “Toma un saco lleno de plumas ligeras y pequeñas y suelta una donde vayas”.
El
hombre muy contento por aquello tan fácil tomó el saco lleno de plumas y al cabo de un día las
había soltado todas.
Volvió
donde el sabio y le dijo: “Ya
he terminado”, a lo que el sabio contestó: “Esa es la parte más fácil.
Ahora debes volver a llenar el saco con
las mismas plumas que soltaste.
Sal a la calle y búscalas”.
El
hombre se sintió muy
triste, pues sabía lo que eso significaba y no pudo juntar casi ningúna.
Al
volver, el hombre sabio le dijo:
“Así como no pudiste juntar de nuevo las plumas que volaron con el viento, así mismo el mal que hiciste voló de boca en boca y el daño ya está hecho.
Lo único que puedes hacer es pedirle
perdón a tu amigo,
pues no hay forma de revertir lo que hiciste”.
MORALEJA: La palabra es un arma muy
poderosa con ella podemos destruir o construir, midamos siempre las nuestras y
antes de hablar del otro revisemos primero nosotros.
Si se
actúa sin medir las consecuencias, se pierde en segundos lo que cuesta años, días o meses construir
y para hablar del otro siempre está el otro.
La confianza es eso que se pierde en
segundos pero toma días, meses o años construir.
a lo que el hombre respondió: “Toma un saco lleno de plumas ligeras y pequeñas y suelta una donde vayas”.
Sal a la calle y búscalas”.
“Así como no pudiste juntar de nuevo las plumas que volaron con el viento, así mismo el mal que hiciste voló de boca en boca y el daño ya está hecho.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios